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El involucramiento de ambos padres en la rutina y crianza de los hijos siempre ha sido un factor importante para un desarrollo sano. Decía Sigmund Freud, “No puedo pensar en ninguna necesidad en la infancia tan fuerte como la necesidad de la protección de un padre”. Ambos padres brindan factores significativos en el desarrollo de sus hijos. No obstante, en las últimas décadas la realidad social ha ido cambiando los roles tradicionales en el hogar.

Factores que han influido en las últimas generaciones al cambio de roles, son los siguientes:

*La inserción de la mujer en el mundo laboral.

*Los horarios laborales más extensos.

*La rapidez en la vida cotidiana; lo cual ha limitado el tiempo de almorzar en familia, el tomar siestas, los momentos de conversación y tiempo de compartir dentro de un mismo hogar.

*La tecnología en el hogar; ha llevado a las personas a estar menos involucrados unos con otros y ha abierto un mundo de información a destiempo para los niños y jóvenes.

*Los tipos de viviendas han cambiado. Anteriormente los niños en las ciudades tenían más espacio para el juego libre y en la naturaleza. Los hogares se limitan a espacios más pequeños y cerrados. Los niños se dedican más al juego sedentario y a la socialización por medio de aparatos tecnológicos.

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Cada vez más los padres presentan menos disponibilidad para dedicarles el tiempo necesario a los hijos; para educar, orientar, dar afecto y seguridad. A la mujer integrarse más en el mundo laboral, esto ha llevado a que tenga menos tiempo para dedicarse plenamente al rol de madre. Por ende, en la rutina diaria la figura paterna y materna trabaja más en equipo, para poder manejar el día y las necesidades que van presentando los niños.

El rol del padre siempre ha sido una función importante en el desarrollo de un niño. La figura paterna tiende a brindar el sentido de seguridad, el sentido de protección y orientación de la figura masculina en la vida del niño. La madre también juega un papel muy importante en el desarrollo del niño; el sentido de cuidar, organizar y dar seguimiento, la afectividad y la estabilidad emocional. En ocasiones es la figura paterna que ofrece ciertos factores y viceversa; esto varía dependiendo del rol que se asuma, de la personalidad de la persona y de la realidad familiar que se viva.

Aunque el mundo vaya cambiando, el ser humano presenta las mismas necesidades emocionales y afectivas; lo cual requiere del seguimiento constante de los progenitores y personas significativas en la vida del niño.

Escrito por: Liza Rivas, Psicóloga Clínica/ Parental Coach

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