!Quiero ver a mi hijo! Gritaba Pablo con la voz entrecortada. Este español de 41 años, divorciado, fue uno de los 500 padres que participó en una manifestación por la igualdad y la custodia compartida celebrada en Barcelona, España, el pasado mes de abril.
Aunque nos suene extraño, son muchos los hombres que no se sienten representados por un sistema legal, que según afirman los partidarios de la custodia compartida, confiere tras el divorcio privilegios excesivos a la mujer y hace invisible la importancia del rol masculino en la crianza.
Del otro lado de la moneda se encuentran los casos de mujeres que han decidido romper su lazo matrimonial para iniciar de inmediato una nueva relación. Se infiere que quien acaba la relación porque tiene un nuev@ compañer@, sobre todo si se trata de una mujer, debe marcharse solo, es una especie de traidor, que incluso, pierde el derecho de ver a los pequeños por haber terminado con la vida de pareja.
La costumbre de ver a los hijos como un objeto que uno de los padres pierde con el divorcio, no tiene una base legal, pues siempre que ambos progenitores cumplan con su responsabilidad frente al niño, tienen derecho a la coparentalidad, es decir a la custodia compartida, aunque ciertamente un mayor número de mujeres son beneficiadas con la guarda de los pequeños.
“Cuando me divorcie de Martha el mundo se me desmoronó, ella se llevó los niños y no me permitía verlos. Tuve que ir a los tribunales y solo así puedo verlos un fin de semana, cada quince días, eso me parece injusto” comenta Alberto R., quien libró una ardua batalla con su ex – pareja para tener acceso a sus hijos.
“Ricardo le dice a Matías que soy una mala mujer, que destruí la familia, que soy una desvergonzada, hasta ha llegado a decirle que robé su dinero, sin ser cierto. Lo único que hice fue finalizar una relación que estaba muy mal , todo ha sido muy duro y no encuentro la manera de que mi propia familia entienda que sigo siendo una madre, a pesar de que ahora vivo con otra persona”, este es el caso de Miladys Ferrer que hace 5 años puso fin a su matrimonio.
¿El que se va pierde a los niños?
El divorcio es un trago amargo para todos, una ruptura que puede dejar secuelas muy serias en los integrantes de la pareja y los hijos, si no hay en los adultos una voluntad expresa de manejar con prudencia los conflictos que inevitablemente trae consigo la separación.
Aunque la disolución del hogar común se presente como una salida a los problemas que agobian a los esposos, el divorcio es un proceso doloroso y difícil para ambas partes, en especial para quien se queda sin los hijos.
Existe la tendencia a privilegiar al padre que permanece en el hogar con los niños, mientras que el que se marcha ó es obligado a salir es visto como el/la mal@ de la película, señalad@ , por lo general, como el/la culpable del divorcio. Sin embargo, el fracaso del matrimonio es un tema de dos, son muchos los factores que inciden en esta drástica toma de decisión, que involucran de igual manera a los ex compañeros.
Chantaje emocional a través de los niños
La idea de castigar, presionar o vengarse del otro usando los hijos es muy perniciosa para los pequeños; Puede afectar su vida emocional, sus futuras relaciones de pareja e incluso la manera en como se valora a sí mismo y al sexo opuesto. De igual manera, la sombra del divorcio siempre perseguirá al padre que siembra la discordia, aún cuando haya formado un nuevo hogar.
Socavar la autoridad y dañar la imagen del padre ausente es afilar cuchillo para la propia garganta, pues los problemas que arrastran este tipo de práctica terminarán afectando a toda la familia y deterioraran en corto tiempo la relación del hijo y quien quede al frente del hogar.
Divorciar a los esposos y casar a los padres: La relación parental
Si bien no continúan casados, los padres, quiéranlo o no, siempre formaran parte de una misma familia, a la que eventualmente pueden unirse nuevos conyugues y otros hijos. Estar claros en este aspecto permite llegar a acuerdos importantes en la relación post-divorcio, en la que ambos padres se comprometan a trabajar juntos en la crianza, dejando a un lado las rencillas y el resentimiento de su ruptura.
La amistad es el ideal, poder curar las heridas y establecer un lazo afectivo, en el que ambas partes muestren respeto por el otro, valoren sus esfuerzos y contribuyan a fortalecer su relación con los niños.
Si no es posible ser amigos, hay que pensar en esta nueva etapa como una especie de sociedad que busca, por encima de todo, que los infantes salgan beneficiados o, en el peor de los casos, que sufran lo menos posible.
Pero, «Si nos divorciamos porque no nos comprendíamos, como podremos ponernos de acuerdo ahora», es la pregunta deben estar haciéndose muchos padres en este momento. La respuesta es sencilla, aunque difícil de aplicar: al igual que en el matrimonio, los divorciados con hijos deben aprender a negociar y ceder cuando sea necesario.
“La custodia compartida de los hijos requiere una gran dosis de cooperación, comunicación, sensibilidad y flexibilidad, y también, la capacidad de permitir que el ex cónyuge tenga una vida propia, romances incluidos. Es muy importante que cada uno de los padres se abstenga de quebrantar las pautas que los hijos establezcan con el otro, así como que los niños constaten que tienen un padre y una madre que se preocupan por él pese a la disolución del matrimonio” afirman las autoras del Libro Que hay de los niños, criando niños antes, durante y después del divorcio, Dra Judith S. Wallerstein y Sandra Blakeslee.
Usa las herramientas adecuadas para lograr esta meta:
- Terapias familiares
- Cursos para padres
- Buscar la mediación de una figura que a ambos le inspire respeto como un líder espiritual o un amigo.
¿Cómo educarlo bien, si no vive conmigo?
Involúcrate al máximo en la vida de tus hijos: la escuela, sus clases extracurriculares, deportes, aficiones, etc.
Mantente pendiente de las fechas importantes para tu chiquito: cumpleaños, aniversarios, graduaciones, presentaciones artísticas, de otras celebraciones y encuentros y otras celebraciones especiales. Si no puedes verlo en estos días de gran significación díselo con tiempo, llegado el día llámalo y hazte sentir, acuerden hacer su propia celebración en otra ocasión.
Nunca le hables mal de tu ex compañer@. Si mamá o papá se están comportando inadecuadamente, explícaselo con palabras sencillas y dale la seguridad de que tan pronto se dé cuenta de su error lo rectificará.
Los expertos insisten hay que ponerse de acuerdo sobre los métodos disciplinarios, horarios, correctivos y valores de crianza.
Los consejos de la sicóloga Paula Bernal citada por la publicación ABCDELBEBE.COM apunta en la dirección de la prudencia, el dialogo y la negociación entre los ex conyugues:
- Evite la guerra de poderes con su ex pareja y establezca con ella los objetivos que deben tener para educar a sus hijos; mantenga comunicación directa sobre lo que es importante para el niño; respete los acuerdos; sea flexible cuando el caso lo requiera y no utilice al niño para agredir al otro.
- Trate todos los temas relacionados con el divorcio en ausencia del infante; evite que su hijo se convierta en mensajero y no hable mal de su ‘ex’ con o frente al pequeño.
- Procure asistir con su ex pareja a eventos que se relacionen con el niño. Así le hace saber que sus cosas son muy importantes.