En los años 90s un nuevo concepto cambio la manera en la que vemos nuestras emociones.
De la mano de Daniel Goleman, el término inteligencia emocional, se convirtió en una alternativa para que todos, padres e hijos descubramos el poder de nuestras emociones en los resultados en nuestra vida y como gestionarlas de maneras efectivas para sí.
¿Conocen nuestros hijos sus emociones? ¿Saben identificar el enfado, la frustración, la alegría, la tristeza?
La realidad es que en nuestro sistema de educación no existe una formación enfocada a las emociones y nosotros mismos tampoco la recibimos y el día a día y más bien tiene una orientación a no darle importancia a las emociones, sino todo lo contrario, hacia el logro externo, la productividad o la imagen.
Nosotros podemos como padres comenzar a hacer el trabajo en nosotros mismos y ayudar a nuestros hijos a conocer sus emociones. La inteligencia emocional se estructura en 5 áreas: autoconocimiento, autocontrol, automotivación, empatía, habilidades sociales (trabajo en equipo, liderazgo, manejo de conflictos).
Aquí te comparto 3 tips para comenzar a desarrollar la propia y la de tus hijos ya:
1.Autoconocimiento: es aprendernos. Comprender porque sentimos lo que sentimos. Como en el caso de cuando nos enfadamos y mostramos ira, saber qué tipo de emoción expresamos y por qué. Comunicar lo que sentimos de manera honesta, ayuda a los niños a desarrollar la capacidad para atender y reconocer lo que sienten, lo que se traduce en un comportamiento más equilibrado.
El tiempo libre es un factor importante a la hora de que los niños conozcan sus emociones. Es la semilla de la que surge el autoconocimiento, para comprender lo que sentimos y cómo gestionarlo.
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2. Manejo de conflictos: Ofrecer un entorno flexible para hablar cada día de cómo nos sentimos con los acontecimientos cotidianos, con nuestras alegrías, dudas, miedos, fracasos y frustraciones y de cómo resolvemos los conflictos que surgen con los amigos, compañeros de trabajo y/o los familiares de manera que nos convirtamos en los modelos que ellos podrán copiar un día.
3.Autocontrol: Es importante con el ejemplo y a través de historias y fabulas brindarles alternativas de emociones que les funcionen mejor en las mismas circunstancias en donde la forma en que se manifiestan crea más conflictos que beneficios.
Los niños que saben manejar sus estados emocionales son más equilibrados
Un niño que crece rodeado de respeto hacia su mundo emocional tiene más probabilidades de ser una persona equilibrada. Quien conoce y tiene en cuenta sus emociones es alguien que funciona desde dentro, hacia afuera, con mayor coherencia.
Si un niño se escucha a sí mismo, elegirá mejor a sus amigos, disfrutará de sus juegos, se defenderá antes y mejor en los conflictos, soportará las frustraciones con menos estrés, será más solidario, empático y menos manipulable.
Escrito por Kirssy Lorenzo