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¿
Cuantos anhelan ver que sus hijos sean hombres y mujeres exitosos en el mañana?
Se utilizan frases con la intención de motivarlos como: «tienes que ser alguien cuando seas grande». Pero, ¿qué es ser alguien?, ¿qué es el éxito?, ¿cuál es la carrera conveniente? Quizás la que en nuestra opinión le producirá más dinero o la que se manifestara con el tiempo de acuerdo a sus capacidades y talentos. A esta generación que va muy de prisa hay que enseñarles que las cosas se desarrollan con tiempo y disciplina.

El esfuerzo invertido en encaminar al hijo/a a ser quienes realmente pueden ser, está en decadencia. Dada las circunstancias preferimos dejárselo a un test psicológico o averiguarlo cuando llegue el momento de empezar a estudiar en la universidad. La sociedad tiene suficientes profesionales que giran en torno al bienestar personal y por eso no progresamos como una sociedad de seres humanos; ya que el ser humano se define como «aquel que se compadece de otro».

Por eso más que traer un titulo a la casa es necesario motivarles a desarrollar el amor a Dios y hacia los demás. ¿Cuántos artistas existen con la gracia de ser doctores y cuantos abogados con la gracia de ser artistas o porque no ambos? Pero toman el camino equivocado por querer ser “alguien”. Deben saber que ya son alguien para quienes los aman y apoyan. Cosas que ojo no vio, ni oído oyó Dios las ha preparado para nuestros hijos y debemos ser sabios al desear lo «mejor» para ellos.

Dirige a tus hijos por el camino correcto, y cuando sean mayores, no lo abandonarán. (Proverbios 22:6), La biblia es clara solo hay que llevarlos por el camino correcto. ¿Cómo podemos conocer el camino? Yo soy el camino, la verdad y la vida -les dijo Jesús-. Nadie llega al Padre sino por mí.

Acerquémonos confiadamente a nuestro padre, para ver lo que el ve en nuestros hijos.

Por: Eduard de los Santos/ dlseduard@gmail.com