Liza Rivas es psicóloga experta en técnicas psicoeducativas, Magister en Educación y Parent Coaching. Si las quieres contactar la puedes llamar al 809-732-2118.
¿Podemos definir a un padre/madre como sobreprotector teniendo en cuenta todos los peligros que enfrentan a diario nuestros hijos? Bueno, como madre dudaría en responder, pero como especialista ciertamente puedo concluir que si.
Analiza como te manejas con tus hijos: ¿Eres del tipo de padre que lleva mochilas, cuadernos, y todas las demás responsabilidades que los niños pueden perfectamente hacer por sí mismos?, ¿vas a la escuela y reclamas al niño ( o al padre) que le pone un sobrenombre a tu hijo?, ¿le llamas la atención al que lo hizo llorar en una fiesta de cumpleaños?
He estado allí, he visto la cara triste de mi hijo cuando un compañero no quiere jugar con él o le dice algo ofensivo. Pero, ¿realmente lo estaría ayudando si intervengo para solucionar sus problemas? Hay padres que dicen: «Yo prefiero que el/ella viva eso cuando ella sea mayor”. Bueno, esa es una forma de verlo, pero qué ayuda a nuestros hijos a crecer, madurar, qué les ayuda a comprender a los demás, a estar en los zapatos del otro?
Nuestros niños aprenden a través de conflictos con sus compañeros, hermanos y hermanas. Si evitas estas situaciones constantemente, si te involucras demasiado y tratas de resolver sus conflictos no le permites adquirir habilidades básicas para resolver conflictos posteriores.
Mira al pasado y piensa ¿qué hacías en casa para compartir la televisión con tus hermanos?, ¿cómo resolvían el uso del baño, del teléfono o de la pelota en la escuela?, ¿cómo manejabas las diferencias de opiniones en los proyectos de grupo? Mira tu vida hoy: ¿cómo organizas el trabajo en equipo para una presentación en tu oficina?, ¿cómo resolver el tema del espacio de estacionamiento en tu edificio o lugar de trabajo?, ¿cómo le pides a un vecino que baje el volumen de la música?
En cada caso utilizamos lo que sabemos, lo que hemos aprendido y lo que ha funcionado en años anteriores. Es una habilidad social y se aprende paso a paso. Las ocasiones en las que te enfrentaste a un niño abusivo o al hermano que te hacia la vida imposible permitieron que hoy puedas manejar las situaciones de conflicto de una manera sana con tus familiares, compañeros de trabajo y vecinos.
Tomate un momento para pensarlo ¿Seré demasiado sobreprotector?