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La familia constituye la unidad social primordial en la formación de los hijos al ser el puente entre la sociedad y la personalidad de cada uno, es muy relevante el papel que ejerce la pareja en el desenvolvimiento familiar y el de sus hijos, por lo que un vínculo sano entre sus integrantes aumentará la probabilidad de una salud mental óptima en la familia.

Al momento de empezar una relación amorosa, cada persona lleva consigo una carga genética, hábitos y valores que le caracterizan, estableciéndose el vínculo en función al reconocimiento personal y social. Las relaciones de pareja son asociadas a la salud física y mental óptima, en donde las personas felices son aquellas que están satisfechas en la relación.

El amor de la pareja es la base del amor de padres. Quien quiera amar a sus hijos debe irremediablemente, amar a su esposa o a su esposo, que es la madre o el padre de los hijos. El primer deber como padres es amarse mucho como esposos.

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Un hombre y una mujer, sin amarse, pueden biológicamente engendrar un hijo, pero solamente un esposo y una esposa que se quieran, que se amen y traten de alimentar y cultivar ese amor, serán capaces de formar y educar a ese hijo que engendraron.

Los  hijos necesitan y reclaman, dos padres que se amen. En la medida en que los padres busquen afirmar el crecimiento en el amor y la unidad matrimonial, será el bien generado en los hijos.

Todo lo que une al matrimonio redunda en bien de los hijos, y todo lo que desune, destruye o debilita la unidad de los padres y atenta contra los hijos.

Por esto es necesario darle tiempo a la pareja matrimonial, buscar el momento para estar los dos solos, para dialogar, acrecentar el amor, planificar la tarea educativa de los hijos. Los esposos que están todo el tiempo con los hijos, no son buenos padres. Es necesario que los padres se den su propio tiempo por el bien de los hijos. Ese momento para los dos, no es igual para todo matrimonio, ni es el mismo para siempre. Cada matrimonio debe buscarlo, fundamentalmente en relación a la edad y problemática de los hijos.

Los hijos necesitan que los padres se den un tiempo. Es muy dañino centrar toda la atención en los hijos olvidándose que son esposos. Hay esposas que al dar a luz modifican de tal suerte su relación de pareja, que parecen enfrascarse en el hijo olvidando que son esposas.

Para poder responder como mejores padres, es fundamental ser mejores esposos. Excelentes esposos para excelentes padres. Esposos que se esfuerzan por la unidad, la armonía, el diálogo, la comprensión y  el amor.