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“Sinergia” en griego significa “cooperación”, y se define como la integración de varios elementos que da como resultado algo más grande que la simple suma de los mismos. Precisamente eso necesitamos en nuestra familia. Más que estar juntos ocupando un mismo espacio, se trata de que exista integración entre nosotros y que el resultado de lo que en el día a día “sembramos” como familia sea una cosecha tan abundante que la personalidad de nuestro hogar llegue a ser algo así como a prueba de crisis, todo terreno. 

¿Estoy siendo un padre/madre presente físicamente pero ausente emocionalmente?
 
Es decir, necesitamos una familia firme en la unidad, independientemente de que sean tiempos de abundancia o de escasez, de buena salud o de enfermedad, de éxitos y logros o de errores y fracasos. Esto se logra trabajando en todos los aspectos que nos identifican como familia, no dejando pasar cosas que podrían hacernos daño como gestos o palabras inadecuadas, actitudes negativas y cerradas, pequeñas infracciones que aparentemente no son nada, etcétera, pues si dejamos que todo esto penetre en nuestro hogar y se siembre en él, traerá consigo hábitos y comportamientos que nos pueden alejar, dividir y hasta destruir. 
 
Un “perdóname” a tiempo, o un “te amo” inesperado, o simplemente “eres importante para mí” en cualquier momento, puede generar grandes cambios entre nosotros. Reflexionemos sobre cuál es el escenario “normal” en casa, cómo nos tratamos y nos hablamos, cómo y cuándo expresamos lo que sentimos. ¿Nuestro hogar se distingue por la tolerancia o la falta de paciencia, comprensión o egoísmo, armonía o discordia, amabilidad o gritos y exigencias, expresiones de amor y cariño o rechazos? 
 
Cooperar y llevarse bien en casa no es una imposición, pero en un inicio, debemos formar esa disciplina, y para esto se requiere de estímulos, consecuencias, autocontrol de las emociones, conversar como familia sobre qué y cómo nos sentimos con estas situaciones que debemos superar. Existen frases, gestos y actitudes con los que podemos sembrar el mensaje correcto entre nosotros.

Por: Ricardo Cañas
Especialista en motivación

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