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Es importante saber actuar ante esta etapa. Puede resultar dañino el llamar “novia” a la hija pequeña e incluso en la pubertad, así como “rescatarla” de la madre cuando esta le llama la atención. De igual manera resulta perjudicial introducir a la niña en la cama justo en medio de la pareja y permitir que esta se quede allí para dormir. Sin darse cuenta están situando a su hija en una posición que no le corresponde, ya que la empoderan haciéndola rivalizar con la madre indirectamente.

Cuando las niñas atraviesan esta etapa, ambos padres deben estar siempre de acuerdo en la conducta que tendrán y el mensaje que van a transmitir:

– Si la madre llama la atención a la hija y esta busca el “respaldo del padre”, este debe actuar en apoyo de la madre diciendo: “Ya escuchaste a tu madre, debes obedecerla ya que yo también estoy molesto por la actitud que has tomado”. Aunque no sean exactamente estas palabras, la niña debe internalizar que ambas figuras están enviando el mismo mensaje y que no posee “un apoyo parcial” en el hogar. De lo contrario, habrán dos bandos en casa: “la bruja” (mamá) y “el príncipe salvador” (papá).

– Si comienzan las pesadillas con monstruos y brujas, compréndala y ponga en palabras los sentimientos que la niña expresa con su estado de ánimo. Es una etapa normal de pesadillas y el decirles “eso no es nada” no calmará el temor que siente, ya que para ella sí es algo por el qué sentir miedo o angustia. Cuando ocurran estos episodios, es preciso acercarse a la pequeña y con caricias suaves de la madre, preferiblemente, pedirle que describa el sueño con la mayor especificidad posible.

Por ejemplo: ¿Cómo era la bruja? ¿Qué color tenía? ¿Qué hace esta bruja que asusta tanto? Esto dará una forma específica al sentimiento y hará que todo pase más rápido. Luego puede comprenderle diciéndole que la nota asustada, con miedo, intranquila, o cualquier otro sentimiento que logre detectar en su hija. Arrúllela hasta que vuelva a quedar dormida o se calme lo suficiente. NUNCA la lleve a la habitación de los padres, ya que puede convertir esta situación en un recurso para entrar en ese espacio privilegiado de la pareja.

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– Si la hija insiste en dormir en la habitación de los padres, NO se lo permita. La habitación de la pareja es un lugar privilegiado el cual debe tener reglas y horarios para los hijos. El permitir a un hijo entrar en este espacio le otorga un “poder” a dicho hijo el cual no le corresponde. Es importante hacer hábitos a la hora dormir donde cada miembro de la familia tenga su propio espacio y horario. El cuarto de los padres es muy simbólico en lo que se refiere al rol que se desempeña en el hogar y la autoridad.

– Si la hija expresa abiertamente que se casará con su padre, escúchela y explíquele. Debe razonarle a su hija que su padre ya tiene una esposa que es adulta y que es su mamá, que ella debe esperar a crecer para entonces buscar un esposo de su edad que no tenga pareja y así conformar ellos su familia. Esto podría sonar un poco extremista pero sitúa a la niña en su posición de hija y le establece los claros patrones establecidos en la sociedad para tener una pareja en un futuro.

Específicamente en nuestro país, por factores culturales, no se vive de la misma forma el hecho de que el varón entre en rivalidad con el padre, y el hecho de que la hembra “se enamore” del mismo. En este contexto se suele ver que el varón que rivaliza con el padre “es un macho” y la hembra que se “enamora” del padre entonces tiene problemas. Debemos saber que son etapas normales que si se manejan de una forma adecuada se superan sin mayor imprevistos.

En escasas ocasiones el complejo de Electra puede extrapolarse a otro miembro de la familia como un primo, tío, abuelo, etc. dándose así la identificación de la niña con uno de estos miembros en vez del padre. Las medidas a tomar deben ser las mismas. Nunca se debe perder el afecto, sin embargo se deben guardar ciertos límites claros y necesarios.

El atravesar de forma exitosa esta etapa resulta de suma importancia para poder establecer en un futuro relaciones interpersonales sanas, tanto de pareja como con iguales. Una hembra que no haya podido superar esto de forma satisfactoria podría pasar su vida a travesando relaciones amorosas disfuncionales, y a su vez, relaciones de rivalidad con iguales. Para este proceso, se necesita la colaboración y unión de ambos padres. Mientras el subsistema paternal este aliado en la toma de decisiones en el hogar, el subsistema filial tendrá entonces una base de estabilidad, así como verdadera y provechosa guía para la vida.