En la alimentación infantil, la introducción progresiva de alimentos es muy importante. Durante los seis primeros meses de vida, la principal alimentación es la lactancia, preferiblemente materna. A partir del sexto mes, se va introduciendo lo que se denomina la alimentación complementaria, comenzando con los cereales sin gluten y posteriormente por las frutas y verduras.
No siempre nuestros hijos son receptivos a comer las verduras y a probar los nuevos sabores y texturas. En ese momento los padres nos encontramos ante el reto de cómo conseguir que las coman sin rechazarlas.
Desde que son pequeños es necesario poner en la mesa y ofrecer a nuestros hijos diferentes tipos de frutas y verduras, mostrándoles cómo nosotros también las comemos y disfrutamos de ellas, si en la mesa no se sirven frutas y verduras suficientes, nuestros hijos no querrán probarlas.
Las verduras? ¿por cuál empezar?
Aunque las verduras son poco calóricas, su introducción en la dieta infantil es muy importante, porque aportan fibra, vitaminas y sales minerales indispensables para el correcto crecimiento del bebé, se recomienda comenzar con la papa y la zanahoria, continuando con las judías verdes, cebollas, calabaza, puerro, tomate y apio. Posteriormente se pueden ir añadiendo otro tipo de verduras, excepto las espinacas y lechugas, que sólo se deben introducir a partir del primer año de vida, debido a su posible alto contenido en nitratos.
Ideas para incorporar verduras en los alimentos de los niños:
- Puré de verduras: triturar las verduras. Hasta el primer año de vida es recomendable no añadir sal, y sustituir por 5 ml. de aceite de oliva.
- Agregar las verduras a los alimentos que más les guste, como en el caso de las hamburguesas.
- Menú cromático: un color para cada día, de esa manera será divertido para ellos.
- Las sopas son la forma más simple de incorporar vegetales en la alimentación de los niños, pueden ser picadas lo más finas posibles para que no las vean dentro del plato.
Por qué los niños deben consumir verduras?
Un niño entre 1 y 3 años debería comer, cada día, alrededor de 200 g de verduras y al menos una pieza de fruta. Las verduras contienen una gran cantidad de elementos nutritivos, son ricas en vitamina A y C. Las verduras tienen minerales, como el magnesio, el potasio, el calcio o el hierro. Asimismo contienen fibra y un alto contenido de agua.
En conclusión, las verduras juegan un papel muy importante en la correcta alimentación, ayudando al equilibrio alimentario de nuestros hijos.