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¿Cómo trabaja la imaginación de un niño pequeño?

Como tu hijo está aprendiendo a hablar, puede ser difícil saber lo que está pensando, pero puedes ver cómo trabaja su imaginación cuando imita las cosas a su alrededor, un comportamiento que inicia entre los 18 y 20 meses aproximadamente.

De esa forma empezará a imitar lo que haces, y querrá alimentar a su muñeco de peluche, o ponerlo a hacer la siesta, por ejemplo.

¿Cómo la imaginación de tu hijo ayuda a fortalecer sus habilidades?

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Una imaginación activa ayuda a tu hijo mucho más de lo que podrías imaginar.

Comunicación: Los niños que juegan con la imaginación o escuchan muchos cuentos de hadas o historias tienen a tener mejores habilidades de comunicación. Puede que no veas los frutos de esas actividades hasta que el vocabulario de tu hijo empiece a manifestarse, pero estás sentando las bases.

Autocontrol: Al pretender que es otra persona, tu hijo puede ser quien quiera, explorar emociones negativas, practicar cosas que ha aprendido, y hacer que las situaciones se desarrollen como él quiere. Jugar a historias le da a tu hijo el sentido de que tiene poder y control, incluso en situaciones que podrían dar miedo como el cuento de los tres cerditos y el lobo.

Resolver problemas: Soñar con situaciones imaginarias enseña a tu hijo a pensar creativamente lo que es una base para solucionar problemas. Un estudio en la Universidad de Case Western Reserve encontró que los niños que jugaban mucho con la imaginación tenían mejor respuesta de mayores a problemas.

¿Cómo fomentar la imaginación de tu hijo?

Escoge libros con muchos dibujos grandes y de colores y disfruta del hecho de que ahora mismo, antes de que tu hijo aprenda a leer y exija que sigas el texto estrictamente, puedes leerlos como quieras y hasta cambiar partes de la historia.

Utiliza cosas que le estimulen

Cualquier cosa puede estimular el juego imaginativo. Las toallas se convierten en turbantes, las cuentas de colores se convierten en joyas preciosas, las viejas alfombras de baño se convierten en alfombras mágicas y la montaña de animales de peluche de tu hijo se transforma en un bosque tropical, hospital de animales o granja.

Aunque no lo creas, los mejores estímulos para el juego imaginativo son los más simples.

Fomenta el juego imaginativo

Los niños aprenden mucho de los eventos dramáticos de sus vidas diarias, y de la fantasía. Cuando tu hijo se inventa un escenario y una línea argumental y la llena con sus personajes («Yo soy el papá y tú eres el bebé y tú estás enfermo»), desarrolla habilidades sociales y verbales.

Escucha y aprecia

La mejor forma de ayudar a tu hijo a dar el gran paso siguiente es saber escuchar. Las habilidades verbales de los niños no son tan grandes, por supuesto, pero mejoran con la práctica. Intercambia el desarrollo de una historia; por ejemplo, mientras estés manejando puedes decirle, «Había una vez un perro. Vivía con una pequeña niña llamada Juana y les gustaba ir al parque. Un día…». Luego le toca a tu hijo. Si no tiene ganas de inventar mucho más, puede participar de todas formas: invítale a que ponga el nombre a la niñita y al perro.