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Los días festivos son momentos muy importantes para trabajar como familia la unión, las tradiciones y el compartir. Las tradiciones familiares crean bases sólidas de estabilidad y sentido de pertenencia en los niños. Es el momento de unirse todos para dar importancia a la hermandad, al ser hijo, sobrino, abuelo, tío, etc.; es el momento para enfocarse en los detalles y en cómo nos tratamos unos con otros. El compartir regalos, cenar en familia, reunirse en casa de un pariente, mantiene a la familia unida, y aunque estas cosas no sean reconocidas y apreciadas por los niños, les va creando un sentido de identidad.

Debido al mundo rápido en que estamos viviendo, tomarse el tiempo para visitar a un abuelo, bisabuelo o a la tía que nunca vemos, nos permite enseñarles a nuestros hijos el verdadero valor de la familia. Les enseñamos la importancia de estar pendientes a los demás, de tener detalles con una simple visita corta, o el llevarles un presente significativo. En ocasiones, es la época en que nos ponemos al día para compartir nuestros proyectos, celebrar nuestras metas cumplidas o recibir aliento por los objetivos no alcanzados.

Como todo valor, el sentido de familia, la presencia, el conversar, el disfrutar y el conocernos, muchas veces se da en las reuniones familiares. Por medio del ejemplo se les enseña a los hijos lo que es importante en la vida.

Las tradiciones crean momentos inolvidables que se hacen parte de nuestras vidas en la adultez y nos orientan sobre cómo manejarnos cuando formamos nuestras propias familias. Nos ayudan a socializar, a tolerar las diferencias y a considerar las necesidades de los demás.

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Las tradiciones no sólo son las celebraciones de cumpleaños, actos religiosos, días festivos, entre otros, sino también aquellos acontecimientos particulares celebrados por una familia; como por ejemplo, el día del santo de un miembro de la misma, el fin de año escolar, la celebración de la visita de un familiar lejano, etc.

Como todo valor se enseña, se modela y se vive, cada uno de ellos debe ser impregnado a nuestros niños, para que así formen parte de su historia y contribuyamos con unos de los legados más valiosos de la sociedad: los principios y valores familiares, que son el cimiento del respeto, el amor y el desarrollo emocional sano.

Por: Liza Rivas
Psicóloga clínica infantil / parent coach