Nosotros los padres somos los educadores, la escuela o colegio sólo complementan.
- Educar bien es enseñar a: conocer las propias posibilidades, desear crecer, aceptar nuestras limitaciones y nuestras virtudes de forma sana, es enseñar a vivir.
- Educar bien es enseñar a adaptarse a todas las situaciones: buenas o malas.
- Educar no es proporcionar experiencias buenas y asilarle de las malas. Es ayudarle a aprender de ellas.
- Para educar bien no existen recetas, se aprende de experiencias concretas y luego se generaliza.
- Educar es una toma de decisiones constante.
- Nuestras decisiones están muy influidas por cómo hemos sido educados.
- Ser conscientes de ello ayuda a educar más sensatamente.
- Educar bien a mi hijo (a), no es compensarle por loo que nosotros no hemos recibido en nuestra niñez. “Los hijos no nacen con tus carencias ni necesidades, no se las crees”.
- Debo ser consciente de lo que me transmitieron cuando me educaron.
- Debo educar en el presente con perspectiva de futuro.
- Una mala actuación ahora se paga con creces en el futuro.
- No debo angustiarme. Si no puedo, busco ayuda.
- Para educar bien es necesario tener sentido común.
- Muchas veces necesitamos una visión objetiva desde fuera.
- No dudes en pedir orientación educativa aunque el problema parezca pequeño.
- No existen los superpadres, todo el que te comente que su relación con su hijo es perfecta, puede ser que necesite aparentar o que no quiere ver los problemas.
- Nada es lo mismo para un hijo que para otro.
- Educar bien no es buscar las mismas condiciones para todos, sino es dar a cada hijo lo que necesita. Hacerlo así no es ser injusto, ayuda a los hijos a crecer aceptando la individualidad de cada uno.
- Educando voy a cometer errores.
- No hay error que no se enmiende.
- Puedo rectificar sin perder la autoridad.
- No importa lo que sucedió en el pasado, si hay problemas hay que “tomar la situación de inmediato”.
- Sé positivo. Dile a tu hijo lo que degusta y pon un límite a lo que no te gusta.
- Un niño (a) es una antena parabólica constante. Se entera de todo, lo imita todo. El niño aprende más de lo que ve, que de lo que decimos.
- El mayor deseo del niño es controlar el entorno.
- En el entorno también estamos nosotros. Controlar nuestras reacciones le fascinará, incluso aunque sea a costa de que nos enfademos con él o ella.
- El niño necesita libertad conducida.
- Si nosotros no ponemos límites a su conducta, lo hará él.
- Nunca debo mentirle. Si le enfrento a aquellas cosas que no le gustan pero que debe aceptar, le preparo para asumir la realidad.
- Si le miento lo haré un inmaduro (necesitará que le disfracemos las cosas para aceptarlas) y un inseguro (si no puedo confiar en mis padres ¿en quién puedo confiar?
- Debo explicarle las cosas (casi siempre) y de forma breve.
- A veces los niños necesitan un “Porque yo lo digo”.
- Levantar castigos o encubrir los errores sólo es sobreprotección. Las personas sólo aprendemos de nuestros errores si vivimos las consecuencias de los mismos. Formamos hijos inmaduros incapaces de enfrentarse a la frustración.
- El mayor deseo de un niño es que papá y mamá estén pendientes de él.
- La atención que le prestamos es nuestra mejor arma. Quién sabe cómo y cuándo prestar atención a su hijo(a) sabe educar.
Todos estos principios se pueden resumir en el siguiente pensamiento:
- Sé que puedes.
- Por eso te enseño y te exijo.
- Y como sé que te cuesta esfuerzo, te lo reconozco.