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Una alimentación balanceada, que contenga todos los nutrientes, además de vitaminas y minerales, asegura a la mujer embarazada una espera feliz y una maternidad con menos preocupaciones. De ahí depende, en gran medida, la salud de su bebé. 

Las premisas básicas de alimentación

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Durante sus nueve meses de dulce espera, la futura mamá debe equilibrar la ingesta de proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas y minerales y tomar mucha agua. Su médico, además, le recomendará suplementos y vitaminas adicionales.

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El ginecólogo obstetra Sidney Soto, del Centro Médico UCE, explica como benefician donde podemos encontrar estos nutrientes esenciales y cómo ayudan a la madre y el bebe.

  1. Las proteínas, presentes en carnes, pescado, aves, huevos, productos lácteos, soya, habichuelas y granos, contribuyen a la formación de los tejidos del bebé.
  2. Los carbohidratos proporcionan energía tanto a la madre como a su criatura.
  3. Las grasas sirven para el adecuado funcionamiento del cerebro y el transporte de vitaminas liposolubles.

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El médico recuerda que se debe ingerir la menor cantidad posible de grasas saturadas (presentes en animales, embutidos y leche pura de vaca) y carbohidratos simples (dulces y harinas refinadas). Las primeras se acumulan fácilmente y producen problemas cardiovasculares; los segundos disminuyen la movilidad intestinal, predisponen a la aparición de estreñimiento, hemorroides, gases y caries, y elevan los triglicéridos.

La embarazada, en consecuencia, debe inclinarse por las grasas no saturadas, los aceites vegetales, como el de soya, maíz u oliva, y los carbohidratos complejos. Analizar la información nutricional en las etiquetas de los productos comestibles la ayudará a tomar mejores decisiones.

Otras fuentes de proteínas

Soto señala que, actualmente, la mujer en estado de embarazo puede adquirir proteínas preparadas comercialmente, como la lacto albúmina, cuyos beneficios incluyen ayudar al desarrollo de niños con mayor coeficiente intelectual, un peso adecuado y más saludables.

Se aconseja, sin embargo, consultar al médico antes de adquirir preparados comerciales, especialmente si se trata de fármacos. La automedicación puede acarrear consecuencias negativas para el feto, incluso en el caso de fármacos de uso común como acetaminofén, ampicilina o aspirina.

Fuente: Jaclin Campos / Listín Diario

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