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Cuando del manejo del estrés se trata, la vida de madre es un acto de malabarismo. 

La crianza infantil en sí misma conlleva múltiples tareas interminables que para muchas mamás resultan abrumadoras. 

El estrés es una reacción natural a presiones físicas, emocionales y ambientales. Además, toda la familia se perjudica cuando el estrés de mamá está fuera de control, especialmente los niños pequeños. Se ha demostrado que hasta los fetos responden alterados cuando la madre siente estrés. Y bajo la influencia del estrés, la mejor mamá puede descuidar o maltratar a sus hijos.

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Según crecen, los niños aprenden de los adultos cómo manejar su propio estrés. Por lo tanto, reconozcamos las señales y síntomas de nuestro estrés, y aprendamos a aplicar soluciones sanas que nos permitan evitar sus efectos dañinos y disfrutar el maravilloso malabarismo de la maternidad. 
 
Señales y síntomas en tu cuerpo

Tu ritmo cardiaco y respiratorio, presión sanguínea y tensión muscular suben.

Tu proceso digestivo y tu resistencia a las enfermedades bajan. 

Tu digestión cambia (acidez, estreñimiento, diarrea, etc.). 

Tu patrones de sueño cambian (insomnio, pesadillas, etc.). 

 
Señales y síntomas en tu cabeza

Sientes ansiedad, tensión, nerviosismo, preocupación excesiva, temores, temblores e incapacidad de relajarte.

Sensaciones de depresión, desilusión, tristeza, apatía, culpa excesiva e incapacidad de disfrutar.

Sentimientos de irritabilidad, ira súbita y enojo constante.

 
Señales y síntomas en tu conducta

Descuidas tu apariencia personal.

Descuidas tus obligaciones y responsabilidades.

Dificultades para concentrarte, recordar, tomar decisiones y resolver problemas. 

Dejas lo empezado sin terminar. 

Te aíslas de familiares y amistades. 

Discutes y peleas con tus seres queridos. 

Como resistencia, a continuación te ofrecemos varias docenas de respuestas relajantes, las cuales han servido a otras mamás a manejar y reducir su estrés. 

Soluciones: cuerpos sanos y mentes sanas

Aliméntate sanamente. 

Expresa tus emociones de maneras constructivas. 

Escribe sobre lo que te estresa. 

Pasa tiempo a solas frecuentemente. 

Soluciones: relajación y recreación

Toma descansos durante el día. 

Aprende a tensar y relajar tus músculos. 

Visualiza imágenes mentales positivas. 

Baila, escucha y toca música. 

Admira o crea arte. 

Practica deportes y juegos de mesa.

Pasa tiempo con pasatiempos (jardinería, manualidades, etc.). 

Soluciones: perspectiva y punto de vista

Vive «un día a la vez», es decir, enfócate en el presente. 

Elige por qué vale la pena afanarte. 

Distingue entre lo que necesitas y lo que deseas. 

Perdónate y tente paciencia. 

Motívate y felicítate por tus logros. 

Cuando falles, aprende para la próxima. 

Soluciones: planificación y organización

Anticipa preparada las horas del día más ocupadas. 

Haz lo desagradable antes de lo placentero. 

Evita que las tareas crezcan o se acumulen. 

Divide las tareas grandes en pedazos manejables. 

Desarrolla eficiencia, adelantando y agrupando tareas. 

Delega lo más posible. 

Si cada día pones en práctica por lo menos una de estas recomendaciones, te sentirás menos estresada y más realizada. El estrés es parte de la vida de toda mamá, así que reconócelo, redúcelo, ¡y relájate! ]

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