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«Mi hijo está triste y desanimado. No tiene ganas de jugar ni de salir con sus amigos. ¡Y sólo tiene 7 años! No entiendo lo que le pasa…
Nuestros hijos también pueden tener estrés. Nosotros podemos ayudarlos a superarlo, a veces, tan sólo escuchándolos.

El ritmo agitado de la vida adulta afecta también a nuestros hijos. El no disponer de tiempo libre se está convirtiendo en un valor en alza en la sociedad de nuestros días. Procuramos que nuestros hijos aprendan lo máximo posible, y es por eso que, a veces, los sometemos a demasiadas actividades extraescolares.
Debemos recordar que no es beneficioso para el niño seguir estos ritmos en sus horarios, pues pueden ser invasores, pero esto no significa que no deban hacer dichas actividades, sino que han de realizar las que puedan asumir y no más.

En ocasiones podemos proyectar en ellos nuestras ansiedades, nuestros temores y nuestras inquietudes y a veces hasta nuestros sueños no cumplidos.  Otras veces queremos que nuestro hijo sea deportista porque yo no lo fui,  y ¡cuánto me hubiese servido o gustado haber logrado algo en el deporte!.  Como familia, y específicamente como padres, debemos  estar atentos a las fortalezas y cualidades de nuestros hijos para alentarlos por medio de actividades significativas.  Es importante priorizar las actividades y simplificarse el día, no obstante por esto no se deja de hacer, sino que se planifica.   Actividades en exceso no implican que tu hijo esté mejor, más estimulado y le estés proveyendo mas.  El sobre cargarlo puede ser tan negativo como el no estimularlos.  Los niños, específicamente en la primera infancia, necesitan tiempo en casa, comer, bañarse  y jugar en horarios de la tarde sin prisa; necesitan descansar y sentirse seguros en su ambiente.

En cuanto a nosotros como padres, proyectamos nuestras emociones, acciones, sentimientos y estado de ánimo por medio de nuestras acciones.  Tenemos que buscar formas de descargar nuestras preocupaciones y estrés con hobbies,  tiempo a solas o con amistades.  Para estar bien y evitar estresarnos más y por ende estresar el ambiente en el cual vivimos, es de suma importancia buscar formas de canalizar excesos de energía y llegar a casa más relajados y dispuestos a trabajar con la disciplina, la rutina y el tiempo de calidad de nuestros hijos.

Es importante ser conscientes de que nuestra actitud ante la vida, nuestros comportamientos y reacciones ante situaciones complicadas resultan ejemplos a imitar para nuestros hijos.

Las situaciones estresantes también obedecen a un carácter evolutivo, es decir, para cada edad existen unas situaciones más proclives a generar estrés: los factores estresantes en un niño de 0 a 6 años están relacionados con el contexto familiar.

En niños de 7 a 12 años, las situaciones vinculadas a la vida escolar son la principal causa del estrés.

El éxito de una buena adaptación a una situación estresante depende de la valoración que hace nuestro hijo sobre la situación en concreto, de las habilidades que tiene para afrontarla, de su capacidad para expresar lo que siente, su propia personalidad y del apoyo familiar y afectivo que reciba de sus padres. Es por esto que debemos dejarles saber que, en cualquier situación, estamos disponibles para ellos.

Estas son algunos tips para relajarnos en casa:

  1. Tomar tiempo de juego con nuestros hijos.
  2. Mantener las rutinas diarias para evitar lucha de poder.
  3. Avisar los acontecimientos próximos.
  4. Organizarse con tiempo para evitar andar rápido.
  5. Reconocer cuando estás estresado y buscar formas de canalizar dicho estrés.
  6. Hablar con tus hijos y ser sinceros en ciertos momentos; pedir tiempo o espacio.
  7. Utilizar técnicas de relajación, esto también puede funcionar con niños.
  8. Escribir.
  9. Leer.
  10. Ver una película.
  11. Hacer ejercicios.
  12. Reunirnos con amigos.
  13. Comer sanamente.