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Un estilo de vida saludable es aquel en el cual tenemos y mantenemos un estado de completo bienestar físico, emocional, social y espiritual. Para ello es importante conocer nuestras necesidades cotidianas, características particulares y recursos disponibles de manera que podamos satisfacernos plenamente. Las acciones que repetimos con frecuencia se convierten en hábitos que nos definen, nos ayudan a crecer y nos protegen en las adversidades.

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A nivel físico, necesitamos desarrollar el hábito de manera saludable, realizar algún ejercicio o deporte físico, dormir lo suficiente y cuidar la salud para que nuestro organismo funcione de manera eficiente.

A nivel emocional es importante aprender a controlar el estrés, expresar asertivamente nuestras emociones y sentimientos y tener pensamientos positivos sobre nosotros mismos, sobre el mundo y sobre la vida.

En el plano social convertir en un hábito el realizar un oficio o actividad que nos resulte placentera y gratificante, contar con la compañía y el apoyo de familiares y amigos y tener una actitud solidaria y generosa con las demás personas y con la naturaleza, resulta beneficioso para la salud.

Estar en paz, equilibrio y armonía con nosotros mismos además de todo lo que nos rodea y tener un propósito de vida también es un hábito que podemos cultivar para mantener un estilo de vida saludable. En cuanto más estables y satisfactorios son los diferentes aspectos de nuestra vida, más feliz y saludable estaremos. Y este mismo bienestar nos servirá de retroalimentación y lo transmitiremos a nuestros allegados.

Por: Cesarina Minier, Psicóloga Clínica y Nutricionista.

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