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Qué hacer cuando las celebraciones no son lo que esperamos.

No todo es color de rosa en esta época de celebraciones. Con la reunión de la familia, además de los abrazos y los brindis, a veces, vienen los pleitos. El lazo sanguíneo no es una garantía de afecto, por eso algunos familiares, incluso muy cercanos, no gozan de nuestro aprecio.

Las diferencias de antaño suelen sentarse a la mesa con los disgustados, de ahí que durante un encuentro forzado las tensiones dicen presente. A quien tiene tolerancia en vez de simpatía con su familia política, sobre todo si han tenido un encontronazo en el pasado.

Pero bueno, no se trata solo de problemas, en ocasiones es simplemente que no tenemos nada en común con los parientes que hemos heredado del matrimonio y no hay forma de sacarle el cuerpo a los encuentros tradicionales que nos colocan a todos en un mismo espacio. Así que nos aburrimos un mundo cuando nos toca compartir con ellos.

Si te ves reflejad@ en este espejo y esta noche vas a cenar en un espacio que no te resulta muy agradable, te damos pautas para hacer de una situación difícil una oportunidad para curar heridas, entablar una relación más directa o simplemente pasarla bien.

Da el primer paso: si la otra persona quiere mantener la distancia, respétala, pero siempre mantén la cordialidad y el buen ánimo. Es un momento para celebrar, una buena oportunidad para dejar atrás los rencores, sonríe, sé cortes y disminuye las tensiones.

Evita las conversaciones negativas: nada de tirantez o amargura. Si otra persona habla de algo que no te hace sentir bien, cambia el tema o muévete a otro punto de la reunión.

Habla con tu pareja: ser clar@ y direct@ es la solución, lo que no quier decir que seas hiriente, ni ofensiv@, dile lo que sientes y pídele que te ayude a limar asperezas o aliviar las tensiones. Tu compañer@ agradecerá el esfuerzo que haces por compartir esta noche especial con sus parientes.

Cuando son niños: a los hijos de padres divorciados se les obliga a pasar las festividades con el progenitor que se ha marchado de casa, lo que implica que el niño estará fuera de su ambiente habitual y para ellos eso es muy difícil de aceptar.

Trata de hacerles pasar un momento especial, intégralos a los preparativos, organiza una actividad lúdica para los chiquitos, invita a otros familiares con niños de modo que el pequeño pueda compartir con alguien de su edad y sobre todo permítele que llame a su casa cuantas veces quiera.