El primer año de vida del bebé es una sucesión de sorpresas, una detrás de otra. Detrás de todo, sólo hay una cosa: es un recién nacido a este mundo, y poco a poco, en la medida en la que se lo permita el desarrollo de sus sentidos, querrá ir explorando lo que le rodea.
Hay un montón de acciones que, como padres, podemos llevar a cabo y que estimularán su desarrollo en este primer año. Como por ejemplo:
Acariciarle el cuerpo. Esto le hace sentir su piel y la tuya, le da cariño y le ayuda a experimentar con su tacto.
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Hablarle y cantarle con cariño también le ayudará… aunque no entienda cada palabra, sí percibe si están dichas con cariño. Además oír nuestra voz le ayudará a reconocernos y a distinguir unos sonidos de otros.
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Los juguetes para bebés suelen ser muy coloridos. Su vista aún se está formando, y las cosas luminosas, con destellos y colores vivos son las que mejor puede distinguir.
Cuando empieza a caminar, está bien que le vigilemos pero no que lo agarremos. Es mejor esperar y qué él se vaya superando a sí mismo poco a poco, «paso a paso», pues si no se desanima y prefiere que uno lo sujete.
Según va creciendo, las piezas con las que juega pueden ser más pequeñas, pues la habilidad de sus dedos para manipularlas será mayor.
Un ejercicio muy saludable: delante de él, jugar a imitarnos, saludándonos, aplaudiendo, llevándonos las manos a la cara…
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Estas son sólo algunas pautas que pueden servirte. Hay infinidad de actividades que tienen el mismo fin: masajes infantiles, baños en piscinas, juegos varios… lo importante es acercarnos a él, tratar de entenderle, de ver que está creciendo, y que nuestros cuidados y mimos no limiten su desarrollo, sino todo lo contrario.
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