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El bobo puede calmar y sedar a bebés inquietos. No obstante, los expertos en odontología advierten que una vez que el niño alcanza la edad preescolar, el bobo puede transformarse en un hábito que impide el desarrollo de dientes sanos.

Estudios en la odontopediatria señalan; si un niño continúa usando bobo pasado los tres años, pueden producirse malformaciones dentales graves. La malformación más común es un espacio abierto en los dientes anteriores o una mordida en la cual los dientes anterosuperiores protruyen (se van hacia adelante).

«A diferencia de la succión del dedo pulgar, el uso del bobo es una respuesta adquirida, de manera que es un poco más fácil de quitar el hábito»,

Además del movimiento y cambio en los dientes, la Academia de Odontología General (Academy of General Dentistry) informa que los niños que usan bobo son más propensos a padecer infecciones agudas en el oído medio.

Por último, los niños que usan bobo después de los tres años pueden finalmente necesitar ortodoncias, y esto debe servir de alerta a los padres respecto al riesgo potencial de problemas dentales y sus costos.