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Mi bebé no necesitó gatear, salió volando”, son las expresiones que algunas madres dicen orgullosamente pensando que es lo mejor que les ha sucedido a sus pequeñitos, pero la verdad es que no se dan cuenta de las oportunidades de desarrollo que se han perdido, porque el gateo desarrolla correctamente el cerebro: la vista, el tacto, el habla y el equilibrio, junto con otras funciones adicionales pero no menos importantes para el bebé.

El gateo le permite al bebé la evolución del control de su cuerpo porque es el único momento en la historia de ese ser humano en la que se apoyan 4 puntos: 2 manos y 2 rodillas, además permite movimientos armónicos, simétricos y coordinados que refuerzan adecuadamente la columna y todos los músculos de la espalda, brazos, piernas, cuello y todas las articulaciones que intervienen.

A través del gateo el bebé logra independencia y autoestimula sus sentidos, pues inicia tomando decisiones como hacia dónde quiere ir y lo que quiere agarrar, explorar, buscar, etc., esto lo lleva a aprender de lo que le rodea de manera autodidacta.

Por lo tanto, el gateo es importante porque brinda bases para el desarrollo cerebral, porque se van creando rutas neurológicas entre los dos hemisferios, facilitando el paso de información entre ellas y permitiendo la maduración de las diferentes funciones cognitivas.

También desarrolla el patrón cruzado, que es la función neurológica que permite el desplazamiento corporal organizado y en equilibrio, es decir brazo derecho sincronizado con pie izquierdo y viceversa.

En cuanto al desarrollo vestibular, el gateo activa la emisión de señales de los dos laberintos del oído al cerebelo, desarrollando la percepción de todo su cuerpo frente a donde se encuentra, haciendo que el cerebro ordene a cada parte particular que actúe según las necesidades requeridas de manera organizada.

El gateo también desarrolla la convergencia visual, pues al mirar al piso para colocar la mano o rodilla, los ojos se enfocan en un punto distante que le interesa, facilitando la acomodación visual y evitando futuros problemas.  A la vez determina y domina el espacio que le rodea, desarrolla la dominancia hemisférica, así como la coordinación cerebral ojo-mano, beneficiándole más adelante en la lecto-escritura.

Los padres deben sentirse orgullosos del tiempo que sus bebés usan para gatear, deben darle espacio sin importar si se va a ensuciar o hacerse daño, pues el niño que gatea mucho aprende a caer, pone bien las manos cuando está en peligro.

El gateo se da en un proceso, inicia con el arrastre, pero con buena motivación los bebés disfrutarán de su nueva etapa, la independencia y el disfrute que le proporciona esta experiencia acompañado de quienes más lo quieren: SUS PADRES.

Pilar Rubio Muñoz / Directora Amazing Babies & Kids / Centro de Estimulación Temprana y Desarrollo Integral de Niños y Niñas / T. 8096833803