María Eugenia Villegas Peña, en su artículo: “Pautas de crianza” ofrece un breve panorama de los aspectos que hay que considerar a la hora de encaminar el proceso educativo de los niños. En éste afirma que los padres son los mejores puericultores de sus hijos pues “son ellos quienes poseen las herramientas que les permiten orientar y establecer las pautas de crianza para sus propios hijos. La tarea de los profesionales puericultores es la de orientar y acompañar a los padres para que realicen en forma efectiva su labor”.
En su texto, Villegas Peña explica que el proceso de crianza empieza desde que los padres inician su formación como hijos en su propia familia, pues dichas pautas pasan de generación en generación, y es importante dentro del desarrollo de la socialización del niño en el núcleo familiar.
Las pautas de crianza no son recetas que están establecidas, enfatiza Villegas Peña, al contrario, son “acuerdos que conciertan los padres que preparan y planean la llegada de sus hijos, con quienes se comprometen con responsabilidad de acompañar y así generar espacios que potencien el desarrollo humano de sus hijos”.
Es también importante señalar que los padres pueden inculcar los comportamientos que creen adecuados porque a los padres les fueron efectivos, pero no hay que perder de vista que cada hijo es único y como tal responderá a la crianza que se le ofrece.
Los principales aspectos resaltados en el artículo de Villegas Peña, son:
1.- Los acuerdos entre pareja. Se tiene en cuenta que los padres vienen de familias distintas y por lo tanto tienen puntos de vista diferentes, por ello la necesidad de llegar a acuerdos para el bienestar del niño. Aquí se recalca que “es de esperar que padres que posean una autoestima adecuada ofrezcan el ambiente que igualmente la propicie en sus hijos”.
2.- Trabajo en equipo. Los padres deben trabajar como una unidad, para elaborar los guiones de crianza que sean fruto de su reflexión y crecimiento como padres.
3.-Apoyos. Los apoyos no sólo deben venir de los padres entre sí, sino también es significativo el que reciben de otros sistemas del entorno en el que se desarrollan. “Las familias que cuentan con redes de apoyo fuertes generan más posibilidades en el proceso de crianza de sus hijos”.
4.- Jerarquía. En la relación padres-hijos, es importante que los primeros ocupen una posición superior, que permita ofrecer seguridad a sus hijos, un elemento que es básico para el desarrollo de la autonomía.
5.- Autoridad. La autoridad ejercida por los padres debe ser “firme y afectiva” para que genere espacios de confianza y autonomía en el desarrollo de los niños. Villegas Peña hace mención de que “en este ejercicio es significativa la concordancia entre el ejemplo y la palabra” refiriéndose a lo que enseñan los padres y lo que ellos mismos hacen.
6.- Amistad con los hijos. La amistad implica igualdad en la relación, lo que confundiría la dirferenciación de jerarquía entre padres e hijos. No obstante, se puede sedimentar primero la autoridad y superioridad como padres y luego cultivar la amistad.
7.- La toma de decisiones debe ser conjunta, entre padre y madre.
Finalmente, Villegas Peña apunta: “Es en el grupo familiar y a partir del ejemplo que reciben de sus padres, en el que los hijos incorporan los valores, las normas y las pautas relacionales que más tarde les facilitarán entablar relaciones como adultos maduros”.