Tener hijos seguros de sí mismos debe ser parte esencial del plan formativo de toda familia sana o funcional, en tanto que las personas altamente seguras comprenden, manejan, dominan el medio donde se desarrollan y tienen más probabilidades de éxito que aquellas faltas de confianza, temerosas o retraídas.
La seguridad en sí mismo proviene de dos fuentes. Una, de la seguridad emocional, entendida como la “consideración de que los vínculos familiares son positivos y estables”. Se ha comprobado que la autoconfianza, la autoestima, la seguridad y la capacidad de amar y de relacionarse con los demás tienen su origen en las experiencias de la primera infancia vividas en el seno de la familia.
La seguridad emocional hace posible también el desarrollo de la autoestima, asumida como el sentimiento de “valer algo”, de sentirse amado, respetado y competente. Sin autoestima no puede haber seguridad en sí mismo o autoconfianza.
La otra fuente se refiere a la capacidad de pensar. Los padres y profesores deben procurar desarrollar y mejorar la capacidad de pensar de los niños. Se trata de enseñar a pensar para que el niño aprenda a tomar sus propias decisiones e identificar las consecuencias de sus actos en el hogar, en la escuela y en la sociedad.
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Resulta de interés preguntarse qué es lo que causa la inseguridad y el temor en los niños. La crítica o reprobación constante, los castigos, el no escuchar al niño ni valorarlo puede generar una profunda desconfianza en sí mismo y un fuerte dolor emocional que va destruyendo la personalidad inquisitiva y creativa de los niños que a esa edad es brillante y vigorosa. Y si la inseguridad no se ataca a tiempo puede generar grandes dificultades en la vida adulta.
La inseguridad y el temor terminan generando una larga serie de reacciones negativas que pueden dar lugar a enfermedades y malestares. Entre estos figuran la enuresis o incontinencia infantil, el bajo rendimiento escolar, problemas digestivos, dolores de cabeza, tartamudeo, problemas de aprendizaje, aislamiento y miopía (debido a la tensión acumulada en el globo ocular). Además pueden ser víctima de abusos por parte de otros niños y adultos.
¿Qué hacer para educar niños y niñas seguros de sí mismos y evitar que sean inseguros y temerosos?
- Trate a sus hijos con amor, ternura y respeto.
- No piense por ellos, enséñelos a pensar por ellos mismos.
- Escúchelos siempre y valore sus ideas y opiniones.
- Convenza, persuada, no imponga.
- No exija a los niños cosas que no sean capaces de realizar.
- Fomente hábitos de autonomía y responsabilidad.
- Asesórelos cuando deban enfrentar situaciones difíciles.
- Evite humillar a sus hijos.
- Fomente la autocrítica, evite la crítica y la reprobación.
- Permítale aprender de sus propios errores.
- Elimine de su vocabulario las palabras tímido o pobrecito.
- Póngale atención a la inseguridad y temores de sus hijos.
- Ámelos incondicionalmente.
Héctor Rodríguez
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