Es fácil y difícil a la vez. Queremos y podemos, pero depende de nosotros. Los demás pueden exigirnos y requerir algo de nosotros, pero nuestra disposición será la responsable de los logros a obtener.
¿Tenemos definido qué es un día perfecto para nosotros? Ése es el primer inconveniente. Salimos a navegar nuestro día sin un objetivo claro. Al llegar la noche no sabemos si hemos llegado a la meta. Bueno, llegamos a la meta, pero posiblemente no a la que hubiésemos querido llegar de habérnosla planteado.
¿Necesitamos una meta? El día tiene un fin, pero nuestro día perfecto no necesita un objetivo, sino una ruta. No es tan necesario llegar a un lugar para tener un día grandioso. Me gusta más ver cada logro y la manera de alcanzarlo, que la suma de ellos en sí. Una trayectoria es mi objetivo en la realidad.
Para cada persona el día perfecto suele ser diferente. Aquí nace una nueva dificultad. Cada uno quiere que vivamos un día perfecto a su gusto y no al nuestro. Nos quitan tiempo, el que debemos dedicarles para que su día sea perfecto (que tampoco tienen claro cómo es su día perfecto). Nos imponen actividades que casi nunca van con nuestro deseo de día excepcional.
Tenemos que tomar en cuenta también que cada día perfecto es diferente. Si es un día de trabajo, no podemos pretender un día perfecto en la playa. Necesitamos acomodar nuestros deseos a las obligaciones. Lo que sí podemos pretender es pasar un día de trabajo agradable. Luego, podemos hacer ejercicio o ver televisión. Disfrutar con amigos o allegados. En fin, plantearnos el día según las posibilidades, no según deseos irrealizables.
No creo que haya que planificar mucho, esa es la parte fácil. Lograr lo planteado al inicio del día y disfrutar cada tarea que realicemos es lo que podría llamar un día perfecto o, por lo menos, que se asemeje a serlo.
Una vez decidimos vivir cada ración de nuestra vida con gusto pasaremos cada minuto del día de manera perfecta. Para sentir que el día completo fue perfecto, necesitamos crear una ruta de navegación que nos llevará a logros. Los resultados: efectividad en la ejecución de tareas con pocos desperdicios de tiempo y energías, mayor cantidad de tareas realizadas, hacer lo que hemos definido como prioritario, vivir de acuerdo a nuestras normas y no a la de los demás… En resumen, un día perfecto es el que logramos lo que nos dispusimos y disfrutamos al hacerlo.
FRASE DE LA SEMANA
“Vivir a gusto cada minuto de un día es el objetivo de un día perfecto.”
Diego A. Sosa Sosa
Coach, Consultor, Escritor y Conferencista