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En el difícil tema de la obediencia de los niños lo más importante es el sentido común. En primer lugar, lo que la autoridad y la obediencia deben buscar es que nuestros hijos vayan aprendiendo lo que está bien o mal y las reglas sociales y de convivencia. 

Son muchas las causas que pueden llevar a un niño a una desobediencia sistemática y provocadora, una de ellas es la excesiva permisividad cuando son muy pequeños. Por ejemplo, si hasta que el niño no ha tenido cinco años nunca le has pedido que recoja sus juguetes, ¿por qué va a empezar a hacerlo cuando un día de pronto se lo pidas?

O si se le permite a un niño de cuatro años dar gritos en un restaurante “porque es muy pequeño y está cansado”, ¿a qué edad le explicas que gritar molesta a los que nos rodean?

Existen varias pautas que si logramos ponerlas en práctica sistemáticamente lograrán que el tema de la obediencia se reconduzca:

  1. Si quieres que tu hijo se comporte en casa de un amigo no le digas “pórtate como un mayor”, dile exactamente lo que esperas en ese momento de él.
  2. Háblale mirándole a los ojos.
  3. Dale las órdenes de una en una y que sean comprensibles para él.
  4. Alábale su buen comportamiento y si te hace un favor como llevar la ropa de su hermano al hamper de la ropa sucia, dale las gracias.
  5. Si se está empezando a comportar mal, dile de antemano su posterior consecuencia o castigo, y cuando se lo hayas dicho, cúmplelo por mucho que pida una segunda oportunidad.
  6. No pierdas los nervios ni alces la voz.
  7. Dale ejemplo y cumple con tus obligaciones. Si has prometido algo, hazlo.