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Imagínate que luego de un largo viaje tu hijo(a) vuelve a casa a visitar. Lo has extrañado grandemente. Tomas en cuenta lo que le gusta comer, sus olores favoritos y preparas su habitación como él lo prefiere. Tu hijo llega, te saluda y sigue a su habitación a conectarse con sus amigos. Se sumerge en conversación y no conectas más con él.

¿Cómo crees que te sentirías?

Pienso que así debe sentirse nuestro creador cuando cada mañana dibuja un bello cielo azul con nubes, un sol brillante y árboles de todo tipo danzando para nosotros, sus hijos. Cuando estamos sumergidos, ensimismados en nuestros afanes, se nos olvida conectar con aquel que siempre nos está esperando con los brazos abiertos.

En esta época donde celebramos a las madres, recordemos también el inmenso amor que nos tiene Dios y como lo muestra a través de la belleza de la madre de todos, nuestra Madre Naturaleza.

Por: Shirley Pérez