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Deja que tu niño tome la decisión. Pregúntale a quién le gustaría invitar. Si no tiene ninguna preferencia, piensa en los niñitos con quien tu hijo suele jugar más en la guardería, preescolar o cuando van al parque. Recuerda también que sus amiguitos no tienen que ser de su edad. De hecho, hay algunas ventajas en reunir a niños de diferentes edades. Por ejemplo, el niño mayorcito suele dirigir y coordinar el juego para el más pequeño, a la vez que disfruta de ser el «niño grande».

Mantén el grupo pequeño. Es recomendable que limites las reuniones a un amiguito por día. De otra forma, es fácil que uno de los niños se sienta excluido, aparte de que es mucho más difícil que compartan los juguetes entre ellos si son varios.

Haz que el encuentro sea breve. La primera visita puede ser de una hora. Dos o tres horas son más que suficientes para un encuentro entre dos niños pequeños. Si te pasas de ese tiempo, terminarás con dos niños aburridos, cansados e irritados.

Pon atención al menú. Como probablemente servirás algo de comer durante las visitas de los amiguitos de tu hijo, asegúrate de preguntar a los papás de tu invitado si el niño tiene alguna alergia o preferencia al comer (a esta edad, algunos niños son muy especiales para comer).

Invita también a los papás. Cuando se trate de niños pequeños que no están acostumbrados a estar lejos de sus papás, o incluso durante las primeras visitas de los niños más grandecitos, es buena idea invitar también a los padres. Puedes tomar café o té con la otra mamá o papá y charlar mientras los niños juegan.

Muchos niños tienen que adaptarse poco a poco al llegar a otras casas, y se sienten mejor si los papás están cerca. Además a muchos padres les preocupa dejar a sus hijos con alguien que no conocen muy bien.

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