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La gente que está en un estado terminal se arrepiente de muchas cosas. Lo más interesante es que el común denominador no es lamentarse de errores cometidos, sino de cosas no realizadas.  Esta semana continuamos con el tercer artículo de la serie de cinco, basada en el libro de Bronnie Ware, sobre una enfermera australiana que reunió sus experiencias al trabajar con enfermos terminales.

EXPRESAR MIS SENTIMIENTOS

¡Los hombres no lloran! Es uno de los tantos ejemplos que condicionan a no expresar los sentimientos.  Una cosa es llorar sin motivos, otra es dejar salir el sentimiento de impotencia o de felicidad que nos arrope.

Sí, muchas veces tampoco expresamos nuestros sentimientos positivos.  Generalmente, los hombres somos programados para no expresarnos.  Anteriormente podía ser cuestión de vida o muerte mostrar a nuestro enemigo el miedo en nuestra cara.  Por otro lado, podemos no conseguir lo mejor de un trato si nuestra cara muestra la alegría por una oferta que nos hagan.

La sociedad también condiciona la demostración de nuestros sentimientos.  La rabia, la impotencia, el amor, etc., nuestras expresiones con frecuencia deben ser ahogadas.  

No todo se debe expresar, o mejor dicho, no todo vale la pena expresarlo.  Pero muchas cosas deberíamos poder decirlas, ya sea en otro momento o a otra persona.  No es que descarguemos nuestra rabia con otro, sino que es posible conseguir a alguien que nos comprenda para expresar una impotencia que sentimos por algún acto injusto… por ejemplo.

A muchos nos ha tocado vivir regímenes autoritarios; nos autocensuramos o nos tratan de poner una mordaza por el miedo a que algo nos pase.  La impotencia nos arropa y la rabia termina carcomiéndonos. ¿Por qué guardarnos los comentarios?  Si el daño que nos hace es menor que el bien que causa, entonces hay que expresarse.

Decir a alguien que uno le ama es parte de lo que muchas veces no hacemos…  Principalmente, los hombres pensamos que es más importante lo que demostramos que lo que podemos decir.  Expresar cariño a nuestros hijos los une sentimentalmente más a nosotros.  Como consecuencia, tendremos una mejor relación y una comunicación más fluida. 

Expresar las cosas que no nos gustan, las acciones de los demás que no nos agradan, etc., también son parte importante de nuestras expresiones de sentimientos.  Puede ser que no sea tan importante compartirlo, entonces, es el momento de entender la poca importancia y apartar ese mal sentimiento de nuestro actuar.  Si es importante, entonces es importante saber cómo expresarlo… mejor con la razón que con el corazón.  Sin dañar, pero decirlo.

La idea es no sufrir por lo no dicho y disfrutar el compartir lo bueno que sentimos.  Un buen sentimiento compartido es mucho más delicioso.

Por: Diego Sosa / Consultor, Coach y Conferencista dominicano