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La llegada de los hijos, en la mayoría de las ocasiones, suele ser un evento muy esperado, algunos hijos son realmente muy buscados, otros no tanto,  pero una vez que llega el día en que conocemos esas caritas rosaditas y sentimos ese olorcito a bebé en nuestras casas quedamos realmente enamorados.

No podemos negar que tener hijos es algo maravilloso, pero a la vez es una experiencia muy demandante que nos impone muchos retos: cambiar hasta diez pañales al día, biberones de leche que van y vienen, llantos y malas noches; de repente nos damos cuenta que nos pasamos todos los días de la semana pendientes únicamente de esos seres diminutos que Dios ha puesto bajo nuestro cuidado, que han llegado para cambiar nuestra rutina y sacarnos de nuestra comodidad.

En medio de esta vida que se he convertido en desorganizada y a la vez encantadora se nos olvida lo más importante: lo que comenzó con una pareja terminará en pareja.  Los hijos son un préstamo y están bajo nuestro cuidado de manera temporal, cuando sean adultos van a formar sus propias alas y a salir volando hacia su propio nido.  Lo que sucederá es que al final del camino volverán a reencontrarse solos esas dos personas que en la juventud iniciaron la vida matrimonial.

Por esta razón nunca debemos descuidar la vida de pareja, aún nos encontremos en esta demandante etapa, hay que ser intencionales en fomentar y mantener la intimidad, es cierto que no va a ser tan fácil como cuando no había hijos o que quizás los momentos de intimidad de la pareja sean tan breves que parezcan estrellas fugaces. 

Por lo tanto he aquí algunas recomendaciones para poder ser pareja después de ser padres, es decir, para poder mantener viva la llama del amor aún después de la llegada de los hijos:

1. Conversar por lo menos media hora diaria.  La comunicación en la pareja es vital, nos ayuda a mantenernos conectados y consciente de las necesidades del otro.

2. Aprender a trabajar en equipo.  La llegada de los hijos impone nuevos roles que hay que aprender a distribuir sin sacrificar a un solo miembro de la pareja.

3. Establecer límites con claridad a la familia extendida.  Cuando llegan los hijos se crean nuevos roles, surgen los tíos y abuelos, hay que tener claro el alcance de sus funciones sin afectar el matrimonio.

4. Salidas fuera de la casa por lo menos una vez a la semana o cada quince días.  Si! Hay otras personas que pueden cuidar de su bebé mientras ustedes se toman esas horas fuera de la casa.

5. Hagan de su habitación conyugal un espacio sagrado.  Practiquen cerrar sus puertas y limitar el tiempo que los hijos permanezcan en la habitación con los padres.

6. Una escapadita de por lo menos una noche fuera de la casa cada dos o tres meses. 

7. No se olviden de invertir en la pareja.   Puede ser a través de la lectura de libros, participar en una comunidad de enriquecimiento matrimonial o vincularse con otras parejas que estén en la misma etapa del ciclo de vida familiar.

Nunca olviden que todo esto tenemos que hacerlo porque lo que comenzó entre dos, realmente va a terminar entre dos, aunque sea muchos años después.

Erma G. Rudert V.

Terapeuta Familiar

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