Se tiene la errada creencia de que la intimidad se limita al acto sexual, y se ha convertido en una manera más cómoda y apropiada de hablar de las relaciones sexuales. Sin embargo, la intimidad es un término mucho más amplio, ya que engloba los pensamientos, las emociones y los sentimientos.
Intimar, implica el involucramiento de todo tu ser, todo lo que te compone, todo lo que te define.
La intimidad inicia en nosotros mismos, a través de la aceptación del propio ser, siendo esta aceptación primaria, la que da apertura para poder transferir y crean con la pareja ese espacio de confianza, donde no hay oportunidad para la vergüenza, permitiendo expresar libremente lo que se quiere, lo que se siente, lo que se piensa y los desacuerdos; he incluso, esos pensamientos que nos dan penita recordar.
Al llegar los hijos la intimidad se ve afecta, pues la pareja ya no posee el tiempo que solía tener para dedicarse el uno al otro. Ahora se deben integrar nuevas actividades al tiempo y espacio que la pareja tenía solo para sí. Es responsabilidad de la pareja preservar la intimidad y las acciones que la componen.
A continuación, 4 recomendaciones para recuperar y preservar la intimidad en pareja:
- La pareja es lo más importante: Aunque suene egoísta es así, en una familia la pareja es lo más importante, es la protagonista, ya que el bienestar de todos los demás miembros, y en este caso los hijos, dependerá de la salud emocional de la pareja, de la fuerza y la unión que esta construya, de los lazos consolidados que existan en ella, los cuales se crean a través de espacios de intimidad.
- Organiza el tiempo: No es necesario que por tener hijos cambies toda tu agenda. Lo ideal es que integres las nuevas actividades con tus hijos a la agenda previa que tenías ante de su llegada. Algunos padres y madres elaboran una nueva rutina con la llegada de los hijos, olvidándose de sí mismo. La clave está, en no desechar las actividades anteriores que realizabas con tu pareja, integra las actividades con tus hijos, reformulando tu rutina y ajustándolos a ti, no tu a ellos.
- Recuerda, no son dos, si no tres: Una relación de pareja está compuesta por tres, tú, la persona que te acompaña y la relación de pareja en sí misma. Regularmente estamos acostumbrados a pensar que una relación de pareja la componen dos persona, pero no es así, la relación de pareja es de tres, ya que la manera de relacionarnos pasa a formar parte de quienes somos, y es, esta relación la que debemos cuidar, cultivar y salvaguardar para mantenerla a través del tiempo.
- Se creativo/a: Hasta el más mínimo momento es oportuno para brindar calidez a tu ser amado. Una llamada, un mensaje de texto, mientras están haciendo las tareas en la casa, la compra en el supermercado la consulta médica, cambiando el pañal. Cada momento es siempre propicio y oportuno para expresar lo que sientes a esa persona que elegiste para compartir tu vida. De ti depende.
Todas las relaciones experimentan cambios con la llegada de los hijos, pero esto no significa que debes renunciar a ti, a tu esencia y a tu ser.
Pamela Indhira Tamares
Licda. Psicología
Máster Terapia Familiar y de Pareja
Terapeuta de Centro Resurge
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