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Este es el deseo, sin temor a equivocarme, de la totalidad de aquellos que de manera sincera están involucrados en una relación. Es curioso como muchos tendemos a utilizar ambas palabras: amor y pasión, de forma casi sinónima, donde en la realidad se complementan una a la otra, pero de igual manera una puede estar presente en una relación sin la condición de que esté la otra. Cuando pienso en pasión, es imposible no tener la imagen volcánica de emociones desbordadas hacia una dirección especifica; pero como todo volcán no siempre habrá erupción, y cuando vengan los tiempos de ausencia de la misma, el volcán sigue siendo volcán, conservando sus propiedades y con la capacidad de en cualquier momento pueda tener una erupción con tal fuerza que podría hacer olvidar las erupciones anteriores.

Sin embargo el amor trasciende las eventualidades; cimentándose en una convicción que a la vez tiene la capacidad de producir emociones agradables al corazón y fortaleza al mismo cuando se enfrentan los tiempos difíciles. “Las muchas aguas no pueden apagar el amor, ni los ríos lo ahogarán” Cantares 8:7 

Una de las maneras para lograr la permanencia del amor es tener la cultura del buen jardinero; el cual no sólo espera disfrutar de su jardín, sino que asume el compromiso de:

A) Sembrar: esto conlleva a la preparación del terreno (corazón de la pareja), así como de la selección correcta de las semillas (acciones y palabras).

B) Proteger: así como las malezas, plagas o personas mal intencionadas pueden dañar lo sembrado, en una relación existen enemigos visibles e invisibles, externos y aquellos que provienen de la naturaleza o patrones de los involucrados.

C) Podar: estar dispuesto a cortar con aquellas cosas o personas que pudieran afectar la relación y finalmente.

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D) Cosechar: lo cual implica aprender a celebrar los logros, inspirar al otro y siempre estar dispuesto a dar y recibir los elogios de nuestra pareja. El ciclo se repite una y otra vezY no nos cansemos de hacer el bien, pues a su tiempo, si no nos cansamos, segaremos” Gálatas 6:9

En cuanto a la pasión no quiero desmotivarles, pero es prácticamente imposible que la misma se mantenga alta todo el tiempo; sin embargo, si es posible identificar aquellas cosas que pueden propiciarla y cuales pudieran afectarla, para así poder actuar en la dirección correcta. Es una responsabilidad de ambos y en caso de que una de las partes no valore lo suficiente este aspecto, lo sabio sería a recurrir al amor, el cual, al no ser egoísta, le llevaría a hacer aquello que, aunque necesariamente no es lo que le guste, pero es lo que a su pareja que ama le produce satisfacción y agrado. Es el diseño de nuestro Dios; no sólo la unión o vínculo del hombre con la mujer, sino que además puedan experimentar la plenitud en todas las áreas de sus vidas y su relación.

Escrito por: Javier Valdez Pastor y Consejero Familiar

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