Mi esposo y yo nos dividimos los quehaceres de nuestros hijos, pero solo yo sé quién necesita zapatos nuevos o cuál es el horario de sus clases. ¿Por qué soy yo la que tiene que pensar y estar pendiente de todo?
La respuesta es: ¡porque puedes! El matrimonio tiene una fuerza gravitacional propia — con el tiempo, cada cosa que necesita hacerse se le autoasigna al compañero más experto en ella.
Si tu esposo trabaja a tiempo completo, fuera de la casa, y tú no, entonces esa es la simple razón por la cual has sido elegida “cuidadora de detalles”.
El no está alrededor la mayor parte del tiempo, así que tiene sentido que tu cerebro sea la “base de datos familiar”. Si fuera el suyo, tendrías que llamarlo al trabajo cada segundo para preguntarle el horario de la clase de Natación, lo que podría volverse muy molestoso.
Pero si ambos trabajan horarios similares, definitivamente se justifica que quieras distribuir mejor la carga parental. Así que siéntense y dividan las cosas. Tú te encargas de la ropa y los zapatos; él se encarga de los útiles escolares. Tú los llevas a las clases extracurriculares, él se encarga de los chequeos médicos, y así sucesivamente.
Asegúrate de qué otra responsabilidad tiene tu esposo, algo que pudiera pasar desapercibido. Si él se encarga del mantenimiento de los carros, ¡Eso es bastante!