El ambiente familiar influye de manera decisiva en nuestra personalidad. Las relaciones entre los miembros de la casa determinan valores, afectos, actitudes y modos de ser que nuestros hijos van asimilando desde que nacen. Por eso, la vida en familia es un eficaz medio educativo al que debemos dedicar tiempo y esfuerzo. La escuela complementará la tarea, pero en ningún caso sustituirá a los padres.
El ambiente familiar no es fruto de la casualidad ni de la suerte. Es consecuencia de las aportaciones de todos los que forman la familia y especialmente de los padres.
Para que el ambiente familiar pueda influir correctamente a los niños que viven en su seno, es fundamental que los siguientes elementos tengan una presencia importante y que puedan disfrutar del suficiente espacio:
Alta autoestima. Hagamos sentir a nuestros hijos tan importantes y tan especiales como los demás. Si elogiamos cualquier progreso y aplaudimos las buenas aptitudes de nuestros hijos fortalecemos su autoestima.
¿Cómo podemos aumentar la autoestima de nuestros hijos?
Cariño. Gracias al amor, las posibilidades de que crezcan felices se multiplican por cien. Aunque cometan errores, si los educas e incluso regañas con cariño, su bienestar estará asegurado. Lo importante es que el niño se sienta amado.
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Confianza. Para que nuestros hijos confíen en nosotros debemos demostrarles que somos personas honestas. Escúchalos, háblales, deja que te cuenten sus cosas, hazles saber que confías en ellos y que pueden confiar en mí. Evita prometer cosas que no cumplirás u ocultarle cosas de las que acabaran enterándose.
¿Cómo desarrollar una relación de confianza con nuestros hijos?
Seguridad. Sentir que tú estarás ahí para lo que ellos necesiten les ayuda a crecer sin miedo. Ésta es la primera regla de oro: para que un niño pueda disfrutar de todo lo que lo rodea necesita un entorno estable y seguro.
Creando Sentimientos de Seguridad
Libertad. La educación de nuestros hijos no tiene por qué estar reñida con la libertad: establecer normas no quiere decir que nuestros hijos no tengan ni voz ni voto. Por ejemplo, seguramente tú serás quien marque la hora de ir a dormir, pero puede que tus hijos elijan la pijama que se quieran poner. Para lograr la felicidad, es imprescindible animar a nuestros hijos en sus intereses particulares… aunque no sean los mismos que tú habías soñado.
Tiempo. Disfruta el tiempo que pasas con tus hijos al 100%, es mejor tener tiempo de calidad y no de cantidad.
Logra tiempo de calidad con tus hijos
Normas. Establece normas y enséñales a respetarlas, con ellas viven en un mundo seguro, marcado por rutinas que los orienten. Es importante que, como padres, además de fijar las reglas, también las cumplan ya que todos los adultos las necesitamos y nuestros hijos, mucho más.
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