Éste no es un artículo sólo para padres con hijas. Así como queremos que nuestras niñas lleguen a ser mujeres virtuosas, también queremos que nuestros varones puedan un día unirse en noviazgo y matrimonio a una mujer virtuosa. Así que hay un impacto e influencia de unos hacia otros, desde niños.
Nuestras hijas están expuestas en el colegio, la sociedad y las redes sociales, a una competencia por el título de «la más popular». Título y estatus que lleva consigo una demanda de características en su imagen y contextura física, personalidad, ropa que viste, accesorios y tecnología que posee, para poder estar entre «las populares».
Nuestro rol como padres influye en la actitud que tomen nuestras hijas para no dejarse influenciar por esa presión, tanto de querer llegar a ser la más popular, como de estar en el círculo de amistades de esa niña popular. Influyen cosas a nivel de detalle tales como: lo que les transmitimos a nuestras niñas en nuestras conversaciones; las palabras y gestos que dirigimos a ellas cuando vienen buscando nuestra aprobación porque hicieron algún dibujo, arte, una canción, un proyecto escolar, una idea que se les ocurrió, una opinión sobre un tema de la familia; esos momentos en que están muy atentas esperando un halago nuestro porque se pusieron un vestido o se peinaron de una manera diferente; esa opinión que esperan escuchar de nosotros ante un comentario de algo que les pasó con sus amigos o compañeros.
¿Cuánta atención les estamos prestando a nuestras hijas? ¿Cuál es el mensaje que les enviamos con nuestras interacciones con ellas? ¿Qué posición adoptamos cuando una de ellas sobresale en algo y otra no si son hermanas, o si nos expresan que se sienten mal porque no son como «fulanita» que es una compañera de colegio? ¿Qué les decimos cuando escuchamos que se comparan con otras niñas en el tipo de cabello, en el peso o contextura física, en aspectos físicos, en talentos específicos?
Y si somos padres con hijos varones, tenemos la gran responsabilidad de enseñarles a respetar y honrar a las niñas, y desde pequeños sembrar en ellos lo que la Biblia dice sobre tratar a la mujer con delicadeza y no con aspereza. ¿Queremos conocer el verdadero modelo de una niña y mujer virtuosa? Lo podemos encontrar en el capítulo 31 del libro de los Proverbios. Es una buena guía para que nosotros los padres nos revisemos sobre cómo las estamos formando.
Por: Ricardo Cañas
Especialista en Motivación