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Educar para la toma de decisiones es uno de los aprendizajes más útiles. Las decisiones que nuestros hijos tomen a lo largo de su vida les ayudarán a madurar, valorarse y apreciar el entorno, les harán más fuertes para afrontar situaciones de riesgo y les facilitarán la elección de su futuro académico y profesional.

Probablemente pensemos que es fácil tomar una decisión simple, como elegir la ropa que me pondré por la mañana, qué hacer después de ir al colegio o qué merendar por la tarde. Sin embargo, el asunto se complica cuando hay que realizar una elección cuyo resultado puede tener consecuencias importantes.

Menores escuchados, adultos independientes.

A medida que nuestros hijos se van haciendo mayores, han de tener la oportunidad de tomar sus propias decisiones. La familia no les debe dar las cosas hechas, ni tiene que estar siempre encima. Por más difícil que pueda ser al principio debemos dejar que nuestros hijos se equivoquen, incluso que cometan errores. Si  sobreprotegemos a nuestros hijos, no llegarán a desarrollar la confianza en sí mismos, ni aprenderán a asumir responsabilidades.

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Debemos darles responsabilidad a nuestros hijos. Los niños prosperan cuando se les dan responsabilidades, como tareas diarias o semanales hacen saber a nuestros hijos que nosotros  creemos que ellos son capaces y que confiamos en ellos para cumplir con sus tareas.

Es necesario que seamos comprensivos en el caso de que las cosas no salgan bien a la primera. Hay que valorar su buena voluntad y animarlos a intentarlo de nuevo hasta conseguir el objetivo. Una buena idea es elogiar sus pequeños avances, pero sin caer en elogios excesivos, las críticas también son necesarias para que conozcan sus puntos débiles.

Para que nuestros hijos se atrevan a expresar su opinión cuando le pase algo, o cuando quieran participar en una conversación de grupo, es necesario que previamente haya tenido esta libertad en su casa.

Es importante que acostumbremos a nuestros hijos a que tomen sus propias decisiones y a respetarlas, recordándoles que serán también responsables de las consecuencias que sus decisiones conlleven.

¿Cómo ayudarlos a tomar decisiones?

Es importante que acompañemos a nuestros hijos en este aprendizaje sin sustituirles, y respetando la decisión tomada, a fin de que puedan experimentar las consecuencias de lo decidido.

  1. Dejar claro que podrán tomar sus propias decisiones siempre y cuando respeten el marco de una normativa o un sistema establecido y consensuado por la familia.
  2. Hay que dejar que se equivoquen.
  3. Cuando algo salga mal, no hay que criticarles, sino alentarles a repetirlo hasta que les salga mejor.
  4. Hacer siempre sugerencias y críticas constructivas.