Estar en un “corre corre”, ayudando a tus hijos a vestirse, preparando la lonchera escolar y el desayuno, no es la mejor manera de empezar el día. Aquí te damos algunos consejos para mejorar el panorama de tus mañanas escolares:
1. Organiza lo que necesitas la noche anterior. Coloca los uniformes de tus hijos completos y déjalos visibles, prepara lo que le pondrás en la lonchera o por lo menos adelanta algunas cosas.
Enseña a tus hijos a organizarse
2. Coloca las mochilas cerca de la puerta. Enséñales a tus hijos a organizar sus útiles la noche anterior y a colocar la mochila cerca de la puerta.
Escoge la mochila adecuada para cuidar la espalda de tus hijos
3. Limita las distracciones. No permitas que utilicen computadoras, Ipods o móviles en el momento de cambiarse y desayunar; es importante que tengan el tiempo suficiente para disfrutar de un sabroso y nutritivo desayuno.
4. Despiértate 15 o 20 minutos antes que los niños. Si tienes algunos minutos a solas podrás adelantar algunas cosas con más tranquilidad y cuando tus hijos despierten ya todo estará casi en la fase final.
La agenda de mamá, ¿Cómo organizarla?
5. Mantén la calma. Despierta a tus hijos con voz suave y agradable. Recuérdales el tiempo que tienen para cambiarse y estar listos. Si mantienes la rutina diaria será cada vez más fácil.
¿Por qué los niños necesitan una rutina?
6. Recuerda que los imprevistos también son parte del día a día. Si uno de tus hijos amanece enfermo o el auto no enciende, toma las cosas con humor y no te estreses, para que puedas tomar la mejor decisión.
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Un comentario
Mi esposo y yo lo estamos haciendo de esa forma, él ha sido de gran ayuda para mí. Nos ha ido excelente. Mientras yo preparo el desayuno y sus loncheras el los levanta con besos y abrazos, y apesar que este es el primer año de mi pequeño de dos años no ha puesto resistencia. Quien se resistiria a levantarse con muchos besos y abrazos de su papi y un rico desayuno para antes de partir. Para mi niña de 5 años este es su tercer año y la experiencia ha sido maravillosa. Se lo recomiendo, no hay llanto que felicidad.