«Sé diligente en conocer el estado de tus ovejas, Y mira con cuidado por tus rebaños» Proverbios 27:23
Un proverbio popular nos dice: » No hay peor ciego, que aquel que no quiere ver». Cuando llevamos esto al tema del matrimonio tenemos que reconocer por múltiples razones (ya sea evitar sentimiento de fracaso, temor a una pérdida, presión social, etc.) evitamos tener que llegar a esta conclusión, olvidando que mientras más posterguemos manejar la situación mayor puede ser grado de dificultad para la solución de la misma. Todo este proceso se puede resumir en una palabra: DILIGENCIA.
Las señales que nos pueden ayudar a identificar una crisis son tan variadas, como los son de diferentes cada pareja; pero de manera general podemos señalar algunas: a) La forma de reaccionar de uno o ambos cuando se presenta una diferencia de criterios. b) Cambio en el trato afectivo de uno o ambos; donde de ser una persona cariñosa o con detalles especiales, se convierte en fría e indiferente ante cualquier tipo de evento. c) La manera en que se relacionan frente a terceros (sarcasmo, cinismo o gestos que revelen un malestar marcado entre ambos).
d) La creación consciente o no de bandos con relación al trato o educación de los hijos.
Como habíamos dicho, las señales son muy variadas y hemos enumerado solo algunas; el problema es que cuando estos indicativos se manifiestan, ya la relación viene arrastrando inconvenientes. Entendemos como sabio, irnos por la parte preventiva, esto implica que cada cierto tiempo la pareja ha de hacer un alto y revisar de manera fluida y sincera el estado de ellos, en todas las áreas, para así realizar los ajustes en sus vidas que fueren necesarios.
Seamos siempre diligentes y tengamos siempre presente, que no es necesario manejar las crisis solos; Dios quiere y puede llevarnos a tener un matrimonio bendecido!
Javier Valdez
Pastor y consejero familiar.
Tel. 809-566-4651, fjvaldez@hotmail.com