SÍ, las frutas son altamente saludables. Son fuentes de vitaminas y minerales, hidratos de carbono y azucares naturales. Como no es necesario cocerlas para ingerirlas, conservan todas sus propiedades organolépticas: color, sabor, texturas, olor y los nutrientes esenciales que tanto benefician al organismo.
Por las bondades de estos alimentos, muchos padres tienen la idea de que cualquier comida a la que se le agregue frutas se convierte, por arte de magia, en saludable. O bien, que las frutas pueden combinarse indistintamente y comerse a cualquier hora del día. Te aclaramos algunos puntos al respecto.
De acuerdo a la pediatra nutricionista Leandra Cordero Oñate, la ingesta de frutas también tiene sus reglas. Por ejemplo, no es recomendable comerlas antes de dormir por los altos contenidos de azucares que mantendrán a los chic@s activos aún cuando el reloj indique que es tiempo de ir a la cama.
Otro de los problemas que puede acarrear la ingesta nocturna es la mala digestión, la acidez en el caso de los cítricos o pesadez estomacal que pueden ocasionar frutas como el guineo, la guayaba y los sapotes.
Los expertos no hablan de un horario ideal para comer frutas, aunque muchos favorecen su ingesta en el desayuno. La merienda también es una oportunidad para estimular el consumo de frutas en los peques.
Lo que jamás debes hacer es sustituir alguna de las tres comidas principales del día con un servicio de frutas, sin importar cual sea su tamaño.
La clave de una buena nutrición, dice nuestra colaboradora, es combinar adecuadamente los diferentes grupos alimenticios, así que para ser considerada balanceada, saludable y nutritiva, una comida debe tener: proteínas, minerales, grasas, vitaminas y carbohidratos.