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El juego es el compañero predilecto de los niños. Les ayuda a aprender, reconocer colores, formas, sabores y sonidos. Los auxilia en el aprendizaje de valores como el respeto mutuo, la amistad, compañerismo, trabajo en equipo, la paciencia y la tolerancia.

El estilo de vida actual ha reducido el tiempo de jugar y cambiado el tipo de juego. Vivimos en una era digital donde ambos padres trabajan fuera del hogar, los hijos pasan mucho tiempo viendo televisión, jugando con la computadora, y otros juegos digitales que los lleva a ser sedentarios e individualistas.

El juego activo debe formar parte de la vida de cada niño. Llamamos juego activo al que conlleva cualquier forma de movimiento y esfuerzo corporal. Es recomendable sesenta minutos de este tipo de juego al día.

Juegos como: 1, 2, 3 mariposita linda es, las cuatro esquinitas, el topao, ambos a dos, el escondite, juegos con pelota, la carretilla, echar carreras, el pañuelo, saltar la cuerda, entre otros, promueven el juego activo y pueden realizarse dentro o fuera del hogar.

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Además, ayudan a los niños a usar diferentes grupos musculares, conocer el movimiento de su propio cuerpo, trasladarse en un variado rango de direcciones y ritmos, y a practicar destrezas como saltar, brincar y escalar.

Como padres somos su primer modelo, ellos aprenden de nuestras reacciones y emociones. Practicar con ellos este tipo de juego nos brinda la oportunidad por excelencia para enseñarlos a manejar emociones, saber perder, esperar su turno, reconocer el triunfo del compañero, aceptar su propio triunfo con humildad, crear sus propios juegos, desarrollar la habilidad de tomar decisiones y resolver conflictos, independencia, a manejar los cambios, a expresar sus sentimientos; pero, sobre todas las cosas forma un vínculo entre padres e hijos fuerte y duradero.

Tomemos de nuestro tiempo para dejar en ellos estos aprendizajes que son útiles para toda su vida. Si aprenden a ser activo desde muy temprana edad lo integraran a su rutina y permanecerá durante su crecimiento. Sembremos las bases de una vida saludable y rica en valores para su bienestar y el de nuestra sociedad.

Por: María del Carmen Martínez de Feris. Coordinadora del PreescolarInstituto Cultural Domínico Americano.