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Los primeros años de vida son esenciales en el ser humano. Nuestra manera de ser y actuar en el mundo adulto, está directamente relacionada con las experiencias que tuvimos en la infancia, con nuestra relación con el entorno, la manera en la que fuimos tratados y el modelo de crianza que recibimos.

Una de las grandes aportaciones de la Dra Emmi Pikler, fue descubrir durante su trabajo en el Instituto Lóczy de Budapest, que las condiciones del entorno que rodean a los niños, son factores fundamentales de su crecimiento. Si bien el desarrollo del niño pequeño depende de diversos factores (genéticos, ambientales, culturales, familiares, etc), el factor más determinante es la influencia del entorno y las relaciones que desde temprano establece el bebé con sus cuidadores primarios.

Esto quiere decir que si intervenimos en el entorno, asegurando una calidad de relación afectiva buena al niño y posibilitando situaciones de aprendizaje, éste crecerá seguro de sí mismo, se sentirá respetado, tendrá iniciativas, deseo de aprender y se sentirá competente.

La atención temprana desde el enfoque de la Dra. Pikler, es una intervención que acompaña al desarrollo global del niño,  desde su nacimiento hasta los 3 años.  Pone el acento, en la relación afectiva que establece el adulto con el niño durante los cuidados cotidianos,  en la importancia del movimiento en libertad y en el valor de la actividad autónoma del niño.

Los principios de  esta propuesta educativa son garantizar la seguridad afectiva, el respeto y la autonomía del niño, para crear las condiciones del entorno que garanticen las posibilidades máximas de su desarrollo. 

¿Cómo podemos crear esas condiciones del entorno que favorezcan su desarrollo?

Es preciso saber que los ejes fundamentales del desarrollo infantil son:

  1. La relación con el adulto. Por la manera como es tratado y respetado en los momentos de cuidado cotidiano: higiene, cambio, alimentación y los momentos que se le permite jugar. Si sus relaciones con el adulto no son satisfactorias, se tornará inquieto y no podrá centrarse en las actividades de exploración.
  2. La acción. El juego es la actividad principal infantil. El niño construye su inteligencia a partir de la acción, haciendo, experimentado.

Es la etapa de hacer, no de estar frente a un televisor. Necesita hacer para poder pensar. Mientras actúa, piensa. Le toma 7 años, pensar sin actuar. Por ejemplo, mientras el bebé toma un cubo, le da la vuelta, lo sacude, lo tira, lo cambia de mano, va conociendo el objeto e internaliza los parámetros del objeto: es duro, blando, grande, pequeño, rueda, pesa, etc…. Pero necesita de todas esas acciones, para poder elaborar el pensamiento sobre este objeto.

Por: Isabella Paz / Pedagoga Terapeuta / Psicomotricista / Teléfono: 809 472 8850www.felicesjugando.com