La conducta de los niños es un reflejo de nuestras respuestas. En la medida que comprendas el por qué tu hijo o hija se comporta de una forma u otra, en esa misma medida podrás determina si la conducta es apropiada o inadecuada y definir tu respuesta.
Eric Ericsson, quien sostuvo que los niños y las niñas se desarrollan en un orden predeterminado, explica el desarrollo. Él se enfocó en el desarrollo social y cómo esto afecta su sentido de identidad personal. A continuación les presentó cuatro de las ocho etapas propuestas por él.
Desarrollo Psicosocial en los niños y las niñas
Según la teoría de Ecirckson, la terminación exitosa de cada etapa da lugar a una personalidad sana y a interacciones acertadas con los demás. El profesional planteó que el fracaso a la horra de completar con éxito una etapa puede dar lugar a una capacidad reducida para terminar las otras etapas y, por lo tanto, a una personalidad y un sentido de identidad personal menos sanos. Estas etapas, sin embargo, se puede resolver con éxito en el futuro.
1.- Confianza vs. Desconfianza
Edad: 0 a 1 año: Desde el nacimiento hasta la edad de un año, los niños y las niñas comienzan a desarrollar la capacidad de confiar en los demás basándose en la consistencia de sus cuidadores (generalmente las madres y padres). Si la confianza se desarrolla con éxito, el niño/a gana confianza y seguridad en el mundo a su alrededor y es capaz de sentirse seguro incluso cuando está amenazado.
No completar con éxito esta etapa puede dar lugar a una incapacidad par confiar y por lo tanto una sensación de miedo e inconsistencia del mundo. Pude dar lugar a ansiedad, a inseguridades y a una sensación excesiva de desconfianza en el mundo.
2.- Autonomía Vs. Vergüenza y duda
Edad 1 a 2 años: Entre el primer y segundo año, los niños y las niñas comienzan a afirmar su independencia, caminando lejos de su madre, escogiendo con qué juguetes jugar y haciendo elecciones sobre lo que quiere usar para vestir, lo que desea comer, etc.
Si se anima y apoya la independencia creciente de los niños y las niñas en esta etapa, se vuelven más confiados y seguros respecto a su propia capacidad de sobrevivir en el mundo.
Si los critican, controlan excesivamente, o no se les da la oportunidad de afirmarse, comienzan a sentirse inadecuados en su capacidad de sobrevivir, y pueden entonces volverse excesivamente dependientes de los demás, carece de autoestima, y tener una sensación de vergüenza o dudas acerca de sus propias capacidades.
3.- Iniciativa vs. Culpa
Edad 3 a 5 años: Alrededor de los tres años, los niños y las niñas se imponen o se hacen valer con más frecuencia. Comienzan a planificar actividades, inventan juegos, e inician actividades con otras personas.
Si se leda la oportunidad, los niños y la niñas desarrollan una sensación de iniciativa y se siente seguros de su capacidad para dirigir a otras personas y tomar decisiones.
Inversamente, si esta tendencia se ve frustrada con la crítica o el control, los niños y las niñas desarrollan un sentido de culpabilidad. Pueden sentirse como un fastidio para los demás y por lo tanto seguirán siendo seguidores, con falta de iniciativa.
4.- Industriosidad vs. Inferioridad
Edad 5 hasta la pubertad: Entre los cinco años y seis años hasta la pubertad, los niños y las niñas comienzan a desarrollar una sensación d orgullo en sus logros. Inician proyectos, los siguen hasta terminarlos, y se siente bien por lo que han alcanzado.
Durante este tiempo los profesores desempeñan un papel creciente ene l desarrollo del niño. Si se anima y refuerza a los y las niñas por su iniciativa, comienza a sentirse trabajadores y tener confianza en su capacidad para alanzar metas. Si esta iniciativa no se anima y es restringida por los padres o profesores, el niño comienza a sentirse inferior, dudando de sus propias capacidades y, por lo tanto, puede no alcanzar su potencial.
Compendio elaborado por la psicopedagoga Emma Carolina Fernández-Albert, M. Ed. Emma Carolina colabora con las familias para lidiar con los cuestionamientos sobre los procesos de conducta y el aprendizaje de niños y niñas de la República Dominicana y el mundo.
Por Emma Carolina Fernández-Albert / psicopedagoga