Tiempo de organizarse y planificar nuestras metas para este nuevo año. Es importante que antes de establecer metas y planes de acción para alcanzarlas, definamos cuál es el propósito que nos motiva a seguir adelante.
Muchos padres de familia ponen en la cima de su mente esas metas como lo más importante y se olvidan del propósito, y el peligro de vivir la vida de esa manera es que cuando no logremos alcanzar una de nuestras metas nos inunda la frustración y dejamos de intentarlo, pues eso era el mayor anhelo.
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Qué pasa si el dinero es la meta y el propósito que nos mueve? Cuando haya alguna crisis económica nos vendremos abajo; qué ocurre si una relación con una persona es nuestra meta y esa relación no va bien o al final no funciona? Nos deprimimos, pues en eso estaba nuestro enfoque y nuestras fuerzas; qué pasaría si el propósito y la meta es que nuestros hijos saquen las mejores notas en el colegio, y de repente no ocurriera? Les haríamos ver nuestras decepción por el fracaso que tuvieron, pues ese era nuestro orgullo, que ellos fueran los mejores en sus calificaciones. A diferencia de las metas, que vienen y van, que se modifican, que se ajustan según las circunstancias y prioridades de nuestra vida, el propósito permanece siempre y está por encima de las metas, trasciende cualquier logro momentáneo.
Mi padre, unos meses antes de partir, me dijo: “hijo, hubiera querido dedicar más tiempo a darles más cariño y amor a mi familia, y no trabajar tanto”. Yo sabía que por muchos años su meta fue la excelencia laboral, sin embargo en casa las cosas no iban bien a veces. Eso hubiera sido diferente si su propósito hubiera sido la unidad y el amor en la familia por encima de todo lo demás.
Buenos propósitos son la fidelidad hacia tu pareja, decir la verdad ante todo y en cualquier situación, dedicar tiempo a tus hijos para conectar con ellos, realizar acciones en pequeños y grandes detalles que te lleven a dar felicidad a tus hijos, decir y demostrar más a menudo esos “te amo” y “eres tan importante para mi” o “que orgulloso me siento de ti”. Si vemos, esos ejemplos están por encima de las circunstancias, pues se pueden lograr y nos impulsan y motivan ya sea que haya mucho o poco dinero, que haya salud o enfermedad en casa, que nos vaya bien en el trabajo y el colegio o no. Así que es tiempo de que pienses, escribas y actúes en base a tus propósitos, y éstos definirán tus metas y les darán un sentido diferente.
Ricardo Cañas
Especialista en Motivación
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