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Como todo padre nuestro mayor anhelo es que nuestros hijos tengan un año lleno de satisfacción, logros, grandes expectativas, pero en especial un año donde puedan desenvolverse y disfrutar su grado escolar al máximo. Lamentablemente existen muchos factores que se interponen en este anhelo y que pueden desmotivar a los niños.

Los padres tenemos un papel muy importante en el logro de las metas escolares de nuestros hijos, aquí te sugerimos algunas ideas para incentivar a tus hijos a lograrlas:

  1. Actitud positiva: Reforzar positivamente es una manera efectiva para lograr que nuestros hijos estén motivados y con buena actitud hacia el colegio. Debemos tratar de convertir las conversaciones sobre el colegio en temas de interés. El mencionar con regularidad las debilidades de nuestros hijos en los estudios, puede retroceder su nivel académico. Las actividades recreativas que realizan en el colegio son atractivas para ellos, debemos darle importancia a estas áreas. Tener una actitud positiva permitirá que nuestros hijos confíen en nosotros y logren contarnos sus frustraciones y dificultades en el colegio, para así poder ayudarlos positivamente.
  2. Establecer metas. Las metas y expectativas de nosotros como padres pueden ser muy diferentes a la realidad de nuestros hijos. Antes de frustrar o atrasar el aprendizaje de nuestros hijos, comencemos  por investigar. Es importante tener una buena comunicación con los profesores para lograr las expectativas deseadas. Si los padres abordamos todas las necesidades que tienen y tendrán nuestros hijos y no les permitimos que paulatinamente ellos trabajen en la búsqueda de alternativas para la solución de sus problemas, siempre dependerán de otros para lograr sus propósitos.
  3. Incentivemos los pequeños logros. Cuando le decimos a nuestros hijos “tu única responsabilidad es sacar buenas calificaciones en el colegio”, “tienes que ser el mejor estudiante”, “si quieres ser alguien cuando seas grande, tienes que estudiar”, entre otras frases, hacen que nuestros hijos se sienta frustrados. Comencemos por felicitar los logros y avances pequeños que nuestros hijos hacen, como: mejoró su nota en alguna materia, tiene mayor fluidez en la lectura, se sabe las tablas de multiplicar, entro otros. El hacerlos sentirse orgullosos hará que el esfuerzo sea mayor.
  4. Crear hábitos de organización. Hacer una agenda diaria y detallada con las tareas de nuestros hijos logra muchos beneficios. Es bueno anotar las actividades del día, tanto las horas de estudio, como las horas de ver televisión, salir a jugar, y las actividades extracurriculares. Nuestros hijos deben tener un lugar para realizar sus tareas tranquilos, con buena luz y sin distracciones para un mayor provecho.
  5. Aceptar las dificultades y sacar enseñanzas valiosas. Todos los estudiantes tienen cierta dificultad en alguna materia o alguna área. Esto les produce estrés y por ende mala actitud hacia aprender y seguir intentando. Cuando nuestros hijos traigan a la casa una mala nota o una tarea mal hecha, regañar  no es una herramienta útil. Lo mejor es que nos sentemos con nuestros hijos e identifiquemos cual fue el error, sin enojarnos. Debemos tratar de convertir estas situaciones en situaciones positivas y de motivación.

A veces nosotros como padres de familia expresamos el deseo de que a nuestros hijos nunca les falte nada, y nos esforzamos por cubrir todas sus necesidades con el fin de que no sufran o para mitigar la angustia por la culpabilidad de no permanecer mucho tiempo con nuestros hijos. A tal punto que pagamos tutores continuamente para reforzar lo visto en clase y asegurar un resultado satisfactorio en exámenes.

No les permitimos que por sí mismos inicien la búsqueda de alternativas para la solución de problemas. Si un estudiante sabe que siempre tendrá quién aborde sus lagunas, sus tareas y sus conflictos, poco esfuerzo hará para comprender los nuevos conocimientos.

Los padres somos los que debemos colaborar más en la conformación de la disciplina de nuestros hijos. Así podrán conocer sus habilidades, sus talentos y sus áreas débiles. A partir de un conocimiento previo, requerirá de andamios que le permitan organizar su tiempo y disponer de herramientas nuevas para enfrentar las tareas que se le presenten. Cuando por algún motivo no logre alcanzar la meta propuesta, el estudiante sabrá que debe regresar y reiniciar la labor. Sólo en casos particulares, será necesaria la ayuda de alguien más para aclarar nuevamente el panorama. Poco a poco, irá configurando una madurez para enfrentar nuevos retos y por consiguiente niveles más altos de desarrollo.

Tener metas claras y tener un compromiso por lograrlas con elementos básicos para planear y organizar el tiempo, será de ayuda para formar hábitos sistemáticos y coherentes con las exigencias del mundo en que vivimos.

La estructura necesaria para que nuestros hijos logren sus metas de estudio está dada por las condiciones en que les permitamos vivir. La coherencia entre los ideales de los padres de familia, de la institución educativa y de los mismos estudiantes permitirá una sistematización de los hábitos necesarios para lograr la excelencia.

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