La disciplina positiva consiste en enseñarle a un niño a comportarse bien sin usar métodos punitivos. En cambio, usted les enseña de una manera que les dará atención positiva o con una actividad que ellos disfruten.
La disciplina positiva les mostrará a los niños a comportarse de manera apropiada, porque ellos responden a nuestras expectativas claras y positivas, porque nosotros les estamos brindando atención debido a su comportamiento positivo. Ellos empiezan a notar que para que nosotros les demos la atención que ellos quieren, lo único que tienen que hacer es portarse bien y hacer lo que les pidamos.
Una disciplina positiva no da espacio para un comportamiento negativo. Si los padres o los proveedores usan la disciplina positiva, y un niño continúa comportándose de manera negativa, ellos no les darán a los niños la atención que ellos quieren, o ignorarán al niño, entonces el niño notará que no gana nada portándose mal, ni siquiera la atención que quiere.
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Necesitamos usar la disciplina positiva tan pronto como sea posible. Un niño que es un poco mayor de un año ya conoce su medio ambiente y reconoce lo que sus padres y proveedores quieren de él. Lo más importante es empezar a usar la disciplina positiva antes que el niño cumpla dos años, porque ésa es la edad en la cual un niño empieza a rebelarse y a no querer hacer lo que les pidamos que hagan.
Un padre o proveedor puede decirle a un niño, “Si compartes tu juguete con tu hermano por cinco minutos, estaré muy orgullosa de ti, y tu hermanito compartirá su bicicleta contigo cuando tú quieras usarla”. O pueden decir también, “Si terminas tu tarea a tiempo, podrás ver televisión por media hora y te sentirás orgulloso de haber terminado tu tarea”. Otro ejemplo de disciplina positiva es reconocer cuando el niño hace algo bien. Por ejemplo: “Me gusta cómo has trabajado en tu dibujo, por “x” período de tiempo, sin interrumpir a tu hermanito”.
Recuerde:
- Primero que nada, asegúrese de decir simple y claramente lo que se espera de un niño.
- Nunca castigue a un niño físicamente.
- Dé oportunidades para que el comportamiento empiece a florecer.
- Cumpla sus promesas.
- Ponga atención a lo que cada niño está haciendo y dé comentarios positivos, particularmente al niño y al comportamiento. Por ejemplo, si Juanito es egoísta, pero esta vez dejó que su amigo use la pelota, aunque sea por un segundo, y nosotros lo vimos, podemos decirle, “Me gusta como compartiste tu pelota con Juanito”, en vez de sólo decirle “bien hecho”, para que no haya duda en su mente que estamos alabando el acto de compartir y no otra cosa.
- Otra estrategia es combinar dos actividades diferentes – una que el niño disfrute y otra que prefiera no hacer. De esa manera, usted puede decirle al niño, “Si recoges tus juguetes, entonces puedes ir a jugar afuera”. Por supuesto, el padre o proveedor debe cumplir esa promesa, así que no prometa lo que no puede dar.
- Otra estrategia es darle una opción al niño… Por ejemplo, si no le gusta ducharse, entonces dele la opción de ducharse o de tomar un baño de burbujas. O también puede dar la opción de ducharse antes o después de comer.
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