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1. El sueño es un hábito que requiere un aprendizaje y el respeto de un horario, así como unas condiciones favorables de temperatura, silencio y luz.

2. A partir del cuarto o quinto mes de vida del bebé, siempre que sea posible, debe salir de la habitación de sus padres.

3. Desde que es muy pequeño es importante enseñar al niño a dormirse solo, no en brazos ni en el sofá o en la cama de los padres aunque luego sea trasladado a la suya. Se le puede ayudar con la lectura de un cuento y dejándole una luz tenue.

4. No es conveniente acostarse en la cama del niño hasta que se duerma. Con esta actitud se merma el desarrollo de su autonomía. Los fines de semana se le puede permitir que vaya un ratito por la mañana a la cama de los padres.

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5. Es importante respetar un ritual al acostarse e inculcarle que hay que ir a dormir porque todos necesitamos descansar.

6. Si el crío se despierta a medianoche asustado e inquieto, es necesario tranquilizarle, mimarle un poquito, pero sin dar demasiadas explicaciones y mostrando firmeza para que continúe durmiendo solo.

7. No es recomendable permitir que a media noche se vaya a la cama de los padres, abuelos, hermanos u otros. En algunas familias se produce tal trasiego, que ninguno de los miembros amanece en su cama.

8. Es importante enseñarle a no molestar a los demás cuando él madruga demasiado. Conviene no ponerle la televisión y ayudarle con suavidad y firmeza a volverse a dormir.

9. No hay que premiar al niño por dormir bien, sino enseñarle que eso es lo normal. Es aconsejable reducir el exceso de gratificaciones a los que se acostumbra ahora a los niños cuando cumplen con su deber.

10. El padre y la madre tienen que compartir los mismos criterios y la misma autoridad ante la hora de ir a acostarse y respetar las normas del sueño.

AYUDEMOS A LOS NIÑOS A DORMIR DE FORMA INDEPENDIENTE, TODOS NECESITAMOS DESCANSAR Y EL VINCULO DE LA PAREJA NECESITA SER FORTALECIDO.