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¿Cómo se da cuenta un padre de que su hijo o hija tiene depresión?

La existencia de la depresión en niños es reconocida explícitamente en los años setenta por la Unión Europea de Paidopsiquiatría en su Cuarto Congreso celebrado en Estocolmo.

Anteriormente la depresión era considerada una patología exclusivamente adulta. En los años ochenta, la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) recoge la depresión infantil en la tercera edición del Manual de los Trastornos Mentales (DSM-III) (APA, 1983). Actualmente la depresión infantil forma parte del conjunto de posibles diagnósticos clínicos de la infancia y la adolescencia.

Aunque teóricamente la sintomatología depresiva infantil y adolescente es similar y equiparable a la adulta, es reconocido que esta sintomatología adquiere un carácter evolutivo que se manifiesta diferencialmente, según la edad y el momento evolutivo del niño.

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La sintomatología depresiva evoluciona desde una sintomatología exteriorizada, fundamentalmente motora y psicofisiológica (irritabilidad, rabietas, llanto o problemas del control de esfínteres), propia de los niños pequeños, a una sintomatología más interiorizada, en la que adquieren relevancia respuestas cognitivas como es disgusto por la imagen corporal propia, la visión pesimista del futuro o la aparición de pensamientos mórbidos y, que claramente se instaura en la adolescencia.

El trastorno repercute negativamente a nivel personal, familiar, escolar y/o social. La naturaleza de las respuestas-problemas y de las áreas afectadas varía con la edad.

Las principales causas por las que un niño o niña padece de depresión:

  1. Acontecimientos vitales.
  2. La acumulación de acontecimientos negativos vividos o la vivencia aguda de un determinado acontecimiento negativo (muerte de un familiar, maltrato, internamientos, etc.).
  3. Negligencias físicas y/o psicoafectivas.
  4. Bajo apoyo social.
  5. Aspectos familiares y relaciónales.
  6. Problemas en la pareja, dificultades de relación en la díada padres e hijos.
  7. Divorcios.
  8. Familias rígidas y con escasos lazos afectivos.

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La depresión infantil se caracteriza porque el niño presenta:

  1. Irritabilidad.
  2. Rabietas.
  3. Llanto.
  4. Problemas de control de esfínteres.
  5. Variabilidad en el estado de ánimo.
  6. Pérdida de interés por las habilidades adquiridas.
  7. Disminución en las habilidades cognitivas.
  8. Pérdida del placer al comer.
  9. Sueño trastornado.
  10. Disminuye o desaparece la alegría de ir a la escuela.

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¿Cómo se da cuenta un padre de que su hijo o hija tiene depresión?

  1. Los padres son las personas que más conocen al niño, por ende pueden identificar con más facilidad cualquier cambio que ocurra a nivel conductual, emocional y/o motor:
  2. Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día. Aunque los niños pueden mostrarse tristes, desanimados, preocupados, etc., con mayor frecuencia demuestran su malestar mostrándose inestables o irritables.
  3. Disminución del interés
  4. Pérdida o aumento de peso, sin hacer dietas, o del apetito.
  5. Insomnio o hipersomnia.
  6. Agitación o enlentecimiento psicomotores.
  7. Fatiga o pérdida de energía casi cada día. Con frecuencia el niño o adolescente se siente cansado sin motivo aparente.
  8. Sentimientos de inutilidad o de culpas excesivas o inapropiadas. El niño se valora de forma negativa. Considera que no sirve para nada. Se distorsiona la realidad magnificando los pequeños errores y el sentido de la responsabilidad aumenta, como también la preocupación.
  9. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o indecisión. El niño tiene problemas para recordar y tomar decisiones. La atención y la concentración afectan a su capacidad de razonamiento y memoria, y esto, a su vez, repercute en el rendimiento escolar. Pensamientos recurrentes de muerte.

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¿Puede tener este un factor hereditario?

Si, cuando dentro de tu familia ha habido personas que han sufrido de depresión, existe ya un factor de riesgo, una predisposición a desarrollarlo en otros miembros de esa familia, hay una vulnerabilidad mayor en personas que tienen familia que han tenido depresión.

Además del factor hereditario, es muy importante la influencia del ambiente en el desarrollo de un trastorno como lo es la depresión. Las características ambientales que actúan como factores de riesgo en niños son:

Apego ansioso. Frustraciones precoces por carencias de cuidados y protección. Su contexto familiar no fue seguro y fuerte para crear relaciones sanas. Escasas habilidades parentales. Sufren de carencias afectivas. Ser testigo o víctima de violencia.

Los niños cuando crecen en un ambiente hostil y de poca seguridad podrían crear una vulnerabilidad para sufrir de depresión.

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9 Recomendaciones para tratar la depresión

  1. Estar atentos a los niños, prestándoles atención constante.
  2. Hacerles preguntas e interesarse por sus actividades.
  3. Establezca y mantenga rutinas.
  4. Niveles de exigencias adecuados para el desarrollo evolutivo del niño.
  5. Calmar y dar seguridad al niño en situaciones que puedan provocar estrés.
  6. Aumentar los refuerzos positivos.
  7. Asegurar un ambiente familiar de apoyo para el niño.
  8. Recibir de sus figuras significativas cariño, amor y afecto continúo.
  9. Buscar ayuda de un psicólogo y/o psiquiatra en caso de ser necesario.

Conductas de buenos tratos a los hijos:

Dar cariño. Compartir con los hijos. Ofrecerles apoyo y consuelo en situaciones difíciles. Protegerlos de situaciones peligrosas. Consolarlos cuando tienen miedo. Darles seguridad de que son amados. Reconocerles los logros. Ser sensibles al sufrimiento emocional. Expresarles alegría y placer por la presencia de ellos. Demostrarles que se conocen sus gustos, sus intereses, sus amigos…

La autora de este artículo es Arisleydi Sánchez Guzmán, Psicóloga Clínica Infanto-Juvenil, Especialista en Violencia Intrafamiliar. Puedes comunicarte con ella llamando al Centro Vida y Familia al número 809 566-0948.

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