Diagnosticados o no, todos padecemos de déficit de atención en estos días. Por nuestra atención compiten el móvil, la tableta, la televisión, las redes sociales y una variedad infinita de estímulos. Y si a los adultos se les dificulta concentrarse, imagínese lo que será para un niño.
Lo raro es que en el campo del aprendizaje de idiomas, agregar un idioma más, un estímulo más, lejos de dispersar la atención del niño, fortalece sus capacidades de concentración y cognitivas, toda vez que entrena su cerebro para que deliberadamente se focalice para alcanzar sus metas.
Ese es uno de los hallazgos más novedosos de los estudios que por más de 30 años han llevado a cabo investigadores de la Universidad de Cornell sobre el bilingüismo y el aprendizaje en los niños.
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El bilingüismo, el multilingüismo, no retrasa la velocidad con que el niño aprende su idioma natal o lo confunde, como alguna gente teme, sino que, lejos de esa creencia, vigoriza sus capacidades intelectuales, más allá de la concentración, para mejorar su desempeño académico a lo largo de su vida. Y, ¡oh sorpresa! mejora incluso sus habilidades para aprender mejor y más rápidamente su idioma natal.
Los beneficios de aprender un nuevo idioma durante la niñez temprana son resumidos en cinco grandes aportes, según los citados y otros investigadores:
1) Mejores capacidades lingüísticas
2) Beneficios cognitivos
3) Mejor desempeño académico
4) Enriquecimiento cultural
5) Contribución a la sociedad
Mientras más temprano inicia el niño la experiencia bilingüe (tres años), mejor, porque su cerebro es como una tabula rasa, sobre la que se puede escribir cualquier código. Es una esponja que enjuga conocimientos: a más inmersión, mejor. Es un radar que no deja escapar ninguna señal: no importa cuán complejos sean los códigos, el niño lo captará con una facilidad asombrosa.
Escrito por: Vladimir Umaña, Director academico de Academía de Lenguas.
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