El más evidente es el aumento de peso debido al incremento de tejidos, mayor volumen de sangre, la placenta, y el feto. El aumento de peso de la madre debe ser monitoreado para evitar el sobrepeso, y complicaciones. Al final del embarazo la madre debe haber subido entre 20 y 25 libras, más libras podrían acarrear riesgos y dificultades a la hora del nacimiento del bebé.
También hay cambios gastrointestinales; la capacidad de absorción intestinal se ve aumentada, habitualmente aparecen nauseas, vómitos, variaciones en las apetencias alimenticias, rechazo a alimentos acostumbrados a comer cotidianamente, ardor estomacal, entre los más comunes.
Otro de los cambios es el aumento del metabolismo basal, el cual se incrementa en un 20% a 30%, especialmente en el último trimestre.
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