Las relaciones y el sexo en el embarazo son permitidos, mientras tengas un embarazo saludable, sin riesgos ni complicaciones, pero si debes tomar ciertas precauciones por que la condición de la embarazada cambia.
Las embarazadas tienden a no utilizar métodos de protección durante las relaciones sexuales, porque no tienen riesgo de quedar embarazada nuevamente, pero existe el riesgo de contraer alguna enfermedad de trasmisión sexual y afectar al bebé poniendo en riesgo su vida y la tuya.
Si quieres tener sexo oral con tu pareja durante el embarazo tu pareja no debe soplar aire dentro de tu vagina, porque esto puede causar una embolia, lo cual sería fatal para ti y tu bebé. Debes evitarlo si tu pareja tiene herpes oral o labial o si no estás segura si tu pareja es portador del virus de inmunodeficiencia adquirida.
Las relaciones sexuales, la estimulación a los pezones y el orgasmo pueden producir contracciones uterinas. Aunque estas suelen ser inofensivas y no llevan a labor de parto, debes llamar a tu médico si las contracciones persisten después de las relaciones, aumentan en intensidad o están acompañadas por sangrado vaginal abundante.
Asegúrate de estar cómoda en cualquier posición o actividad que realices, según va creciendo tu panza las relaciones sexuales pueden volverse algo complicadas, las posiciones sexuales más populares para relaciones en el embarazo son aquellas que te permitan controlar la penetración, el ritmo y la presión sobre tu panza. Y debes tener además cuidado de no descansar mucho tiempo sobre tu espalda o tu lado derecho.
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Descansar sobre tu espalda pone presión sobre la vena cava inferior, que es la encargada de llevar la sangre de la parte inferior de tu cuerpo hasta tu corazón. Si esto sucede, puede disminuir tu presión sanguínea y afectar también el flujo de sangre, nutrientes y oxígeno a la placenta. Acostarte sobre tu costado derecho pone presión sobre la vena cava y sobre tu hígado.
Si tienes alguna de las condiciones que te impida mantener tu vida sexual activa, tu médico te lo hará saber. Estas son las más comunes:
- Historial de pérdidas
- Amenaza de aborto
- Riesgo de entrar en labor de parto prematuro, ya sea porque has tenido partos prematuros en el pasado o tienes contracciones.
- Placenta previa. La placenta es un órgano que se forma dentro del útero para suministrar oxígeno y nutrientes al bebé. Por lo general se ubica en la parte superior del útero. En la placenta previa, este órgano se coloca en la parte inferior, cubriendo total o parcialmente el cuello uterino. Las mujeres con placenta previa tienen mayor riesgo de sangrados intensos, deben abstenerse de tener relaciones sexuales y deben dar a luz por medio de cesárea.
- Insuficiencia cervical. En embarazos normales, el cuello uterino se borra (adelgaza) y dilata (abre) cuando llegas a término y tu bebé está listo para nacer. Si padeces insuficiencia cervical, tu cuello uterino puede abrirse antes de tiempo y resultar en pérdida.
- Sangrado vaginal. A pesar de que pueden darse sangrados leves inofensivos durante el embarazo, los flujos de sangre abundantes o con mayor frecuencia pueden ser señal de riesgo, en especial si son acompañados de dolor intenso en el estómago, espalda o pelvis. Consulta a tu médico.
- Presencia de líquido amniótico. Las rupturas en tu saco amniótico pueden causar fugas de líquido amniótico, ya sea en un chorro grande o goteo constante. La falta de este vital líquido pone a tu bebé en riesgo de malformaciones, parto prematuro o pérdida.
- Embarazos múltiples (gemelos, trillizos, etc.)
Pídele a tu médico que te de detalles de lo que puedes hacer o no según la condición del embarazo. Es importante que sientas confianza de que tener relaciones sexuales con tu pareja no afectara la salud del bebé.
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