No responde a su nombre a aproximadamente los 12 meses de edad.
Esto ocurre aun sabiendo que el oído del niño está bien.
No apunta a objetos (con su dedito índice) mostrando interés en su alrededor para interactuar a aproximadamente los 14 meses de edad.
Esta parte es lo que definen los profesionales como ausencia de la atención conjunta (joint-attention en inglés), que se trata de lo que un niño normal hace naturalmente docenas de veces al día.
Ejemplos: Apuntar a un avión pasando o a otro bebé que esté cerca, mientras hace un pequeño contacto visual con el adulto que le acompaña para así compartir sus experiencias. Por la misma razón de que no apunta con su dedito, el niño con autismo no hace la conexión de seguir y buscar con los ojos lo que otras personas apuntan.
No usa el lenguaje corporal (no-verbal) para comunicarse y expresar ideas.
Ejemplos: No dice “adiós” o “ven acá” con la mano (esto lo hacen los bebés normales a cada rato). No encoge los hombros para decir “no sé”, no usa su cabeza para hacer el gesto corporal de decir “sí” o “no”. No extiende una mano en señal de “dame”, etc.
No juega usando la imaginación a aproximadamente los 18 meses de edad.
Ejemplos: Jugar darle comida a una muñeca o jugar hablar por teléfono con una banana.
Evita contacto visual.
Tiene retraso en el habla y en las habilidades del lenguaje.
Como he indicado anteriormente, muchos niños con retraso en el habla NO tienen autismo. Por supuesto que hay que darle seguimiento al habla como caso aislado, pero de ahí no pasa. En el caso de autismo, se necesitan más comportamientos presentes. Afortunadamente, muchos niños con autismo rebasan el retraso en su lenguaje mucho antes de ser adolescentes. Sólo los casos más severos de autismo han de ser no-verbales por toda su vida.
No interactúa socialmente con otros niños de su edad de forma adecuada.
Usualmente, un niño normal interactúa con otros de su edad desde mucho antes de tener un año y medio.
Ciertamente hay que entender que los niños normales sólo juegan paralelamente hasta aproximadamente el tercer año, y lo del jugar “el topao” o “el doctor» se verá más tarde en la infancia. La idea es que desde bien temprano se exhiben comportamientos de interacción social donde el niño normal muestra interés saludando a otro niño, pasándole un juguete u observa con curiosidad lo que hacen sus amiguitos.
Un niño con autismo, en cambio, no muestra interés en otros niños, no los mira, no les enseña juguetes. Puede que el niño con autismo se quede ahí, donde están los otros niños, por lo general jugando en sus propios términos lo que hace difícil percibir el déficit social a simple vista… Hay casos más serios donde el déficit es obvio y es en aquellos casos de niños autistas que se alejan y evitan a otros niños que entran en su espacio.
Repite frases escuchadas una y otra vez, o repite lo que otros dicen (ecolalia).
Notar que esto es común verlo en niños normales hasta 2-3 años de edad. Esta señal se refiere más específicamente a niños más grandecitos que tienen pobre entendimiento en la parte receptiva del lenguaje y repiten lo que escuchan sin comprensión o para lidiar con su ansiedad.
Se disgusta fácilmente o hace rabietas por cambios menores en su rutina .
Ejemplos: cambiarle el color del vaso en que toma jugo, o no prepararle la comida exactamente como le gusta. Obviamente niños pequeños que se desarrollan normalmente hacen rabietas por cambios menores, pero en el caso de un niño autista, las rabietas llegan a niveles incompresibles porque su cerebro percibe los cambios diferentemente de los niños normales y las rabietas se extiende mucho más allá de los 3-4 años de edad.
Tiene intereses obsesivos y los temas que disfrutan suelen ser limitados a sus obsesiones.
Por ejemplo: Interés por los trenes. Otro ejemplo es ver cómo se saben con lujo de detalle los nombres y datos técnicos de cada tipo de dinosaurio, o jugador de béisbol habido y por haber (aún no le hayan puesto una mano a una pelota en su vida).
Exhibe movimientos extraños y repetitivos con su cuerpo.
Esto por lo general se observa en exceso. Ejemplos: sacudir la manos cuando están contentos, caminar mucho en la punta de los pies, hacer movimientos con los dedos de la mano y mirarse los dedos distraídamente el día entero, mecer el cuerpo constantemente, tirarse al piso y empezar a dar vueltas sin parar y sacudir su cabeza bruscamente mientras miran un bombillo o abanico de techo por mucho tiempo, sin marearse.
Tiene reacciones inusuales a las experiencias sensoriales (sonidos, olores, gustos, textura, etc.).
Formalmente esto se llama Disfuncionalidad de la Integración Sensorial [3 ][ 4]. Por ejemplo: No pueden disfrutar ir de compras a una tienda porque les molestan las luces blancas fluorescentes. No le es posible ir a un cine o a una fiesta de cumpleaños porque la bulla es muy alta y se tapan los oídos en señal de dolor. Niños autistas grandes pueden lamer objetos no comestibles (como juguetes y espejos) cuando los ven por primera vez, etc. Es precisamente por este desorden sensorial, que el niño autista es injustamente mal juzgado y tachado de “malcriado” porque hace una rabieta en una tienda o cumpleaños, por no poder expresar correctamente que sus sentidos del oído o la vista o de lo que sea, están siendo bombardeados.
Se entiende que hay excepciones y que existen niños que no son autistas que tienen problema adaptándose sensorialmente en ciertas situaciones (especialmente con el sentido del oído), sin embargo, para el niño autista, la disfuncionalidad sensorial lo hace sentirse ansioso, atolondrado y desubicado totalmente.
Es prudente afirmar que absolutamente todos los individuos con autismo tienen algún nivel de disfunción sensorial, pero los sentidos afectados y la intensidad de la afección varían enormemente de un autista a otro. En el caso de David, sus disfunción sensorial es en el sentido del gusto (tiene una dieta extremadamente limitada). David no le gustaba ni pizzas ni helados (grande favoritos entre los niños) hasta bien entrado en sus cinco años de edad. David también tuvo una etapa que se tapaba los oídos cuando iba a fiestas de cumpleaños, lo cual fue rebasado poco a poco a través de los años
Presenta retroceso de cualquier tipo en su desarrollo, en especial pérdida del habla o habilidades sociales.
Ejemplos: solía apuntar con el dedo o decir adiós pero ya no lo hace. Solía decir palabras pero las perdió. En este caso, si se nota algún retroceso en el desarrollo es imperativo prestar atención al comportamiento del niño en general y llevarlo a un especialista.