Los cereales se cultivan desde hace siglos en todos los rincones del planeta, siempre han sido la base de la alimentación de los diferentes pueblos y culturas del mundo.
Se puede afirmar que son un alimento completo y una importante fuente de carbohidratos, de alto valor nutritivo, aportan ácidos grasos esenciales para el organismo.
Además, son un valioso suplemento de minerales, vitaminas, proteínas y fibra, aportan la mayoría de los nutrientes que se necesitan, en especial y sobretodo todo hidratos de carbono. Del hidrato de carbono los pequeñines obtienen de manera natural la energía necesaria para la actividad diaria.
En los niños en edad preescolar, su consumo constante dentro de la dieta es fundamental para evitar el estreñimiento, puesto que el gluten, una glucoproteína que se encuentra en cereales como la avena, la cebada y el trigo ayuda al correcto funcionamiento del sistema digestivo y al desarrollo intestinal.
Además, apenas contienen grasas e incluyen proteínas, aunque no se consideran de tan alto valor biológico como las de la carne y poseen un contenido importante en fibra que mantienen el valor de la vitamina B12. Este contenido en fibra le proporciona grandes beneficios para la flora intestinal, aumentando las defensas y previniendo posibles enfermedades.
Es complicado que los niños tomen la cantidad de fibra que necesitan al día sólo comiendo fruta y verduras y, en este sentido, los cereales y derivados integrales suponen un complemento idóneo y recomendable.
Para incorporar cereales a la alimentación de tu niño es recomendable proporcionárselos en las meriendas y el desayuno, puede ser mezclado con leche o yogurt y avena, puede ser tipo maicena o en jugos y batidas. También trigo y arroz en cualquiera de sus variantes, hay cientos de recetas para prepararlos.
Por: Polonia Taveras
Nutrióloga-Gastroenteróloga